Argentina, con Macri

La aplastante victoria obtenida por el presidente argentino Mauricio Macri en las elecciones legislativas parciales celebradas el domingo supone un contundente espaldarazo del electorado para que el mandatario culmine el programa de reformas tendentes a sacar a Argentina del estancamiento económico y el aislamiento internacional que todavía sufre, fruto de más de diez años de kirchnerismo.

Con un programa realista y explicando las verdaderas dificultades que atraviesa el país —algo completamente alejado de la política de los expresidentes Néstor Kirchner y su mujer, Cristina Fernández—, los candidatos de Macri y su formación, Cambiemos, han logrado más del 40% de apoyo, algo —para un partido no peronista— sin precedentes en la historia reciente del país. Por primera vez desde hace 15 años el peronismo ha perdido la mayoría absoluta en el Senado.

Particularmente ilustrativa es la derrota sufrida en la provincia de Buenos Aires por la expresidenta Cristina Fernández, a la que el candidato de Cambiemos, Esteban Bullrich, sacó diez puntos porcentuales de ventaja. Y eso que la mencionada provincia ha sido tradicionalmente un caladero del voto populista explotado por Fernández. No obstante, la exmandataria ha obtenido un escaño y, por tanto, la inmunidad temporal en cuanto a los casos de corrupción por los que es actualmente investigada.

Macri recibe así la luz verde de los argentinos para continuar la transformación de un país que, tras más de una década de populismo, se encontraba sumido en una profunda crisis y cuyos únicos aliados internacionales eran Venezuela e Irán. El electorado se ha mostrado sordo a los cantos de sirena que prometían más de lo mismo y con la misma candidata, y ha ratificado el cambio y la apertura al mundo. Ahora le toca al presidente estar a la altura de las expectativas.