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¿Alcalde por el dedo del rey o el voto del vecino?

La mayoría de los regidores holandeses no ven bien ser elegidos por sufragio directo

Isabel Ferrer
Fachada del Ayuntamiento de Amsterdam.
Fachada del Ayuntamiento de Amsterdam.ROBIN UTRECHT (AFP/Getty Images)

Holanda tiene 388 alcaldes y ninguno ha sido elegido directamente por sus conciudadanos. Aunque formalmente los nombra el rey, las candidaturas son acordadas por los partidos políticos, que suelen guardar un educado, y estratégico, equilibrio de fuerzas. Con las ternas en la mano, la decisión final depende de los concejos municipales, y el afortunado suele ser una figura de prestigio y consenso, pero de perfil algo monótono. Hay mayoría de varones blancos (un 20% son mujeres) que rondan la cincuentena y militan en las filas democristianas (110), liberales de derecha (94) y socialdemócratas (69). Es decir, las agrupaciones que suelen formar las coaliciones de Gobierno. El nuevo Ejecutivo, cuya composición está casi lista, quiere dejar el cargo en manos del votante, pero sólo un 10% de los actuales regidores lo apoya.

El porcentaje procede de un sondeo efectuado por el programa Nieuwsuur, de la televisión nacional (NOS), que preguntó después de la mala acogida dispensada al nuevo alcalde de Arnhem, al este del país. Se trata del socialdemócrata Ahmed Marcouch, antiguo policía y diputado de origen marroquí, que carece de lazos con la ciudad. El aterrizaje de Marcouch en una ciudad ajena a su trayectoria es similar a la de sus colegas, pero reavivó el debate sobre el manejo de listas cerradas de futuros alcaldes entre los grandes partidos. El político perdió su escaño tras la debacle de su grupo, que solo obtuvo nueve en las pasadas elecciones de marzo, y los partidarios de un sufragio abierto lo presentaron como el ejemplo perfecto de lo que en España llamaríamos puertas giratorias del poder.

En el sondeo televisivo, los 237 regidores en activo que respondieron apuntan que la transparencia de las urnas no garantizará la calidad. Los liberales de izquierda quieren cambiar el sistema desde hace más de una década, pero en 2005 no consiguieron los dos tercios de votos afirmativos del Senado para lograrlo. Hoy sigue siendo un deseo, porque habría que cambiar también la Constitución.

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