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Sébastien Bras renuncia a sus tres estrellas Michelin para sentir “menos presión”

La Guía Michelin dice que examinará la decisión del chef francés de Le Suquet, aunque su salida no será automática

Los chefs Sébastien Bras (izquierda) y su padre Michel en 2014
Los chefs Sébastien Bras (izquierda) y su padre Michel en 2014PASCAL PAVANI (AFP)
Silvia Ayuso

Entrar en la Guía Michelin y obtener su máxima puntuación, tres estrellas, es el sueño de casi todos los chefs del mundo. Pero ha dejado de ser el de Sébastien Bras. El cocinero al frente del restaurante Le Suquet, en el sur de Francia, ha pedido dejar de figurar a partir de 2018 en la biblia de la gastronomía, que le concedió su tercera estrella en 1999. Una decisión que toma, según ha explicado, para ser “más libre” y, sobre todo, para sentir “menos presión”. Los responsables de la institución gastronómica han dicho tomar nota, pero advierten de que la salida no será automática.

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La alta gastronomía esconde pocos secretos para Sébastien Bras. El chef, de 46 años, lleva una década al frente del restaurante que fundó su padre, Michel Bras, en 1992 en Laguiole. Siete años más tarde, los Bras lograban la tercera estrella Michelin que, desde 2007, ha sabido mantener Sébastien. Pero a un alto coste personal, reconoce el chef. Algo que ahora quiere cambiar.

“Hoy, a los 46 años, quiero darle un nuevo sentido a mi vida, la profesional y en general, y redefinir lo esencial”, explica Bras en un vídeo colocado en la página de Facebook de Le Suquet. “He decidido, de acuerdo con toda mi familia, abrir un nuevo capítulo de mi vida profesional, sin la recompensa de la Guía Michelin, pero con toda la pasión por la cocina”, agrega en unas declaraciones que también ha enviado a la agencia France Presse.

Bras reconoce que mantener la máxima puntuación de Michelin fue un “bello reto”, pero a la vez, agrega, fue fuente de una “gran presión” que ya no le interesa seguir sintiendo, aunque ello le haga perder notoriedad. “Hoy queremos tener un espíritu libre para continuar de forma serena, sin tensión, a hacer vivir nuestra maison con una cocina, un servicio que son la expresión de nuestro espíritu, de nuestro territorio”, adelanta en su mensaje audiovisual, rodado en los verdes campos que rodean también su famoso restaurante, que hasta ahora figuraba en la exclusiva lista de los 27 establecimientos franceses que cuentan con tres estrellas Michelin. Por si no quedara claro, abre sus declaraciones con una famosa cita de Los ecos del silencio, de Camille Belguise: “En el silencio y la soledad, solo se escucha lo esencial”, recuerda.

10 ans après avoir repris seul les rênes de l’établissement fondé par mon père, Michel Bras, en 1992, et honoré par une 3ème étoile depuis 1999, j’ai décidé, en accord avec toute ma famille, d’ouvrir un nouveau chapitre de ma vie professionnelle sans la récompense du guide Michelin, mais avec autant de passion pour la cuisine. J’entends bien continuer, avec mon équipe fidèle, à faire vivre au Suquet cette expérience magique de l’Aubrac, toujours avec cette quête de l’excellence.

Gepostet von BRAS officiel am Dienstag, 19. September 2017

La Guía Michelin “toma nota” de la demanda de Bras y la va a “examinar”, aunque la salida del cocinero de la renombrada guía no será automática, ha precisado a AFP Claire Dorland-Clauzel, miembro del comité ejecutivo del grupo Michelin. “Los equipos van a analizar la demanda, vamos a reflexionar qué hacemos”, ha explicado, recordando que “la Guía Michelin no se hace para los restauradores sino para los clientes” y que “su independencia reside también en la atribución de sus distinciones”.

Respecto a la presión aducida por Bras, la representante de Michelin recordó que es “inherente a la excelencia”, pero que la cocina “no es el único ámbito” donde la presión es un ingrediente más. “También es cierto para los grandes deportistas”, señaló.

Bras no es el primer chef francés que abandona con tres estrellas. Abrió el camino en 1996 Joël Robuchon, considerado el “cocinero del siglo”, que renunció a esta gloria culinaria aduciendo el estrés que las famosas estrellas conllevan.

En 2005, el recientemente fallecido Alain Senderens dio también ese paso para poder hacer una cocina “menos rimbombante” —dijo querer cambiar "la lubina por la sardina”— y a un precio más asequible. Un año después, Antoine Westermann tomaba la misma decisión cuando traspasó su restaurante en Estrasburgo a su hijo, aduciendo su deseo de que este pudiera asumir las riendas del negocio de manera “ligera” y dándole su propio estilo. Y en 2008, Olivier Roellinger anunciaba también que cerraba su restaurante tres estrellas en Cancale, cansado del ritmo que este nivel de exigencia imprimía a su trabajo.

En su mensaje, Bras dice tener también “en un rincón de la cabeza” el recuerdo del suicidio en 2003 del chef tres estrellas Bernard Loiseau. "Pero no me siento de esta manera", asegura. Tras su muerte, circularon rumores sobre que el reputado chef creía que iba a perder su tercera estrella y que no lo pudo soportar, algo que, sin embargo, negó tanto la famosa guía roja como su viuda, Dominique, que aseguró que lo que desestabilizó a Loiseau fueron los comentarios en la prensa sobre la "legitimidad" de que le fuera retirada una de las estrellas.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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