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Las huellas del desastre de Mosul

Marius Bosch

NO ES UN solar para el desguace de automóviles. Es el escenario de una huida precipitada. La que emprendieron miles de habitantes de Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, cuando el Estado Islámico (ISIS) la conquistó en 2014. Así han permanecido desde entonces decenas de vehículos, abandonados por sus dueños tal vez porque se averiaron o porque se quedaron sin gasolina. Hoy los peshmerga (combatientes kurdos) controlan esta carretera y Mosul ha sido reconquistada, tras un asedio de nueve meses, por el Ejército iraquí y una coalición internacional liderada por Estados Unidos. La batalla, que deja 40.000 muertos, vive aún sus últimos rescoldos con algunos ataques suicidas. Mientras tanto, el avance contra el ISIS sigue su curso. El último en caer ha sido Tal Afar, en manos terroristas también desde hace tres años y recuperado el pasado 27 de agosto.

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