_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Objetos biológicos

Juan José Millás

LOS HUEVOS DE de gallina de mi infancia eran blancos. No recuerdo cuándo se volvieron tostados. Quizá los haya blancos y tostados, pero los que llegan a mi nevera son como los de la foto. El huevo era un objeto mítico. Y asqueroso. A veces venía con restos de cagada de la gallina en la cáscara. Ahora ya no. Observen cómo los limpia el operario de la imagen. Con los huevos hacíamos principalmente huevos fritos, aunque también huevos duros, tortilla y mahonesa. La mahonesa se hacía entre dos personas: una batía el huevo y la otra dejaba caer el aceite gota a gota. Si las manos no estaban bien sincronizadas, la salsa se cortaba y había que comenzar otra vez, lo que suponía un quebranto económico. La mahonesa, en el imaginario infantil, estaba ligada a la menstruación, pues se decía que aquella era incompatible con esta. Las madres se lo advertían a las hijas en voz baja.

—Si estás en esos días, déjalo, que ya me encargo yo.

Algunos huevos, al abrirlos, tenían dos yemas, lo que resultaba una monstruosidad muy aplaudida, como si nos hubiera tocado la pedrea. Otros traían un pollo a medio hacer al que observábamos con actitud científica. Aquí iría el cráneo, aquí el corazón, aquí el hígado, etcétera. En mi casa teníamos una incubadora de huevos. Tardaban 21 días en salir y cuando el pollito aparecía, miraba con extrañeza hacia los lados, como nosotros cuando nos bajamos por error en la estación de metro que no es y durante unos segundos terribles tenemos que recomponer el mundo. A mí, los huevos, sean blancos u oscuros, me siguen inquietando. Con pesticidas, más, claro.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_