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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Prefiero ser salvaje

Se han cometido muchos errores al intentar imponer el desarrollo

Fotograma Survival.
Fotograma Survival. Survival France.

El otro día me volví a encontrar con este maravilloso vídeo de Survival Internacional sobre “Los Salvajes”, en el que se reivindica el valor de las tribus amazónicas que apenas tienen contacto con nuestra civilización.

El vídeo me llevó a pensar en todo lo que estamos viviendo ahora, donde juzgamos culturas y civilizaciones desde nuestra mirada de “países desarrollados”, con una altanería y un desprecio espantosos. Pero el concepto de desarrollo humano ya no es lo que era. Según la misma ONU, “tanto el paradigma del desarrollo humano y el IDH están en un punto de inflexión en su historia”.

El concepto de desarrollo humano es bastante reciente. Los informes de la ONU sobre este tema empezaron a hacerse en 1990 en pleno apogeo de la ayuda al desarrollo. De hecho, la propia ONU describe estos informes como la herramienta para “evaluar el bienestar humano e informando la formulación de políticas públicas”. Tras años intentando conseguir el “desarrollo” en terceros, por fin se empieza a aceptar que se han cometido muchos errores y que el “desarrollo” que se ha intentado producir no es positivo como se esperaba.

¿Qué pasó? Lo primero y más importante para mí ha sido el error de extrapolar los principios y deseos de una cultura a otra, invadiendo a esta segunda. A los del norte nos ha costado entender que las prioridades de otras culturas pueden ser diferentes sin que, por ello, dichas culturas sean peores en ningún aspecto que la nuestra. Hemos exportado nuestro modelo de bienestar sin ninguna reflexión. Luego nos hemos dado cuenta de que quizás nuestro modelo no era el adecuado, pero ya hemos llevado al mundo a una situación muy peligrosa de insostenibilidad social y ambiental.

El segundo gran error viene derivado del primero, los países “desarrollados” han querido hacer un mundo como el nuestro en todo el planeta y nos hemos cargado la diversidad. La globalización o mundialización ha conseguido cosas increíbles, pero también son las responsables de la implantación del vaquero como prenda oficial del mundo, sustituyendo el algodón a tejidos autóctonos mucho mejores para proteger de calor o del frío y mucho menos agresivos para el planeta. La diversidad es sinónima de progreso, es capacidad de respuesta ante las agresiones externas, es mejora de la raza.

Finalmente, pese a estar inmersos en una crisis social y ambiental de dimensiones históricas tenemos un miedo patológico al cambio, como si las cosas se fueran a arreglar solas. El miedo al cambio se traduce en un rechazo de lo nuevo o de lo diferente. Los países desarrollados sobrereaccionamos porque nos sentimos fácilmente invadidos, así que estamos dejándonos la piel para que los otros, los que no están desarrollados, no vengan a molestarnos. No se nos ha ocurrido pensar que cuando las culturas se mezclan se enriquecen y en general prevalece lo mejor de casa, sobre todo si así lo quieren los que se mezclan.

De modo que, en general, yo ya no tengo nada claro qué significa desarrollo pero sí sé que no es un término forzosamente positivo en estos momentos. Cuando me planteo estas cosas siempre recuerdo el vídeo de Survival. Como se dice en España, vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro, si desarrollo es esto que tenemos, quizás prefiero no ser desarrollada o ser “Salvaje”.

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