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LA OTRA FOTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Patera con petróleo al fondo

El Mediterráneo es la gran brecha que deja a un lado a las sociedades del Estado de bienestar y, al otro, a las personas que sueñan con conquistarlo

Guillermo Abril
Tras el rescate de siete personas, una patera queda a la deriva al norte de la costa de Libia.
Tras el rescate de siete personas, una patera queda a la deriva al norte de la costa de Libia.DARKO BANDIC (AP PHOTO)

Es posible exponer las contradicciones del mundo sin necesidad de las personas. Pongamos en escena nuestros iconos: una patera varada; una plataforma petrolífera al fondo, y el Mediterráneo, ese agujero que todo lo traga, como decorado.

El petróleo fluye de un lado al otro y mueve el planeta, provoca guerras, dictaduras, alianzas espurias, invasiones, terroristas y mareas de folios de geopolítica. Alza y tumba ejércitos. Desestabiliza países, los sume en el caos, y obliga a las personas a huir. Pero no conoce fronteras. O es capaz de atravesarlas, en buque o en gasoductos, y su bombeo incesante engrasa las economías del globo.

El Mediterráneo es la gran brecha, una de las fronteras más desiguales del planeta. A un lado te juegas el cuello cada día. Al otro, la esperanza de vida alcanza cotas nunca vistas y existe un Estado de bienestar y una larga lista de derechos. A esta orilla, los que trazaron las fronteras. Allá enfrente, los que aún sienten su peso. Una vez, un refugiado expresaba así qué suponía hallarse a las puertas de Europa: “Pasar del mundo peligroso al mundo seguro”.

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Y la patera. Ese medio de transporte primitivo que trata de coser ambas riberas. Y cuyo clímax, en este guion macabro, suele producirse al poco de zarpar. Un desenlace a vida o muerte. Esta barquita, en concreto, se encuentra a la deriva al norte de Libia, de donde partió con siete pasajeros; quedó vacía tras ser rescatada por el buque Aquarius de SOS Méditerranée y Médicos sin Fronteras, dos de las ONG que aún siguen en el mar, después de que Trípoli anunciara, incluso a balazos, que recuperaba el control en sus aguas; el mismo año en que regresan las embajadas europeas a Libia, y en que la UE comienza a formar a sus guardacostas, mientras su producción de crudo recupera niveles de 2014.

En la imagen no hay respuestas. Ni personas. Solo protagonistas inanimados. En una ocasión, a un general experto en Oriente Próximo se le preguntó cuál era la solución a este desaguisado de guerras y refugiados. Lo pensó un poco y dijo: “El coche eléctrico”.

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Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.

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