Patera con petróleo al fondo
El Mediterráneo es la gran brecha que deja a un lado a las sociedades del Estado de bienestar y, al otro, a las personas que sueñan con conquistarlo
![Tras el rescate de siete personas, una patera queda a la deriva al norte de la costa de Libia.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/V5SH6Y5XA5YAJ3URVZLH6V4DTI.jpg?auth=10f332b9ae70885742313ea37bb6bb6c6cfc8a8730e4b98d47b74c5a81e4ef31&width=414)
Es posible exponer las contradicciones del mundo sin necesidad de las personas. Pongamos en escena nuestros iconos: una patera varada; una plataforma petrolífera al fondo, y el Mediterráneo, ese agujero que todo lo traga, como decorado.
El petróleo fluye de un lado al otro y mueve el planeta, provoca guerras, dictaduras, alianzas espurias, invasiones, terroristas y mareas de folios de geopolítica. Alza y tumba ejércitos. Desestabiliza países, los sume en el caos, y obliga a las personas a huir. Pero no conoce fronteras. O es capaz de atravesarlas, en buque o en gasoductos, y su bombeo incesante engrasa las economías del globo.
El Mediterráneo es la gran brecha, una de las fronteras más desiguales del planeta. A un lado te juegas el cuello cada día. Al otro, la esperanza de vida alcanza cotas nunca vistas y existe un Estado de bienestar y una larga lista de derechos. A esta orilla, los que trazaron las fronteras. Allá enfrente, los que aún sienten su peso. Una vez, un refugiado expresaba así qué suponía hallarse a las puertas de Europa: “Pasar del mundo peligroso al mundo seguro”.
Y la patera. Ese medio de transporte primitivo que trata de coser ambas riberas. Y cuyo clímax, en este guion macabro, suele producirse al poco de zarpar. Un desenlace a vida o muerte. Esta barquita, en concreto, se encuentra a la deriva al norte de Libia, de donde partió con siete pasajeros; quedó vacía tras ser rescatada por el buque Aquarius de SOS Méditerranée y Médicos sin Fronteras, dos de las ONG que aún siguen en el mar, después de que Trípoli anunciara, incluso a balazos, que recuperaba el control en sus aguas; el mismo año en que regresan las embajadas europeas a Libia, y en que la UE comienza a formar a sus guardacostas, mientras su producción de crudo recupera niveles de 2014.
En la imagen no hay respuestas. Ni personas. Solo protagonistas inanimados. En una ocasión, a un general experto en Oriente Próximo se le preguntó cuál era la solución a este desaguisado de guerras y refugiados. Lo pensó un poco y dijo: “El coche eléctrico”.
Sobre la firma
![Guillermo Abril](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fa3bce646-e79a-457d-b1a9-65df3b881f56.png?auth=01a3bdf9b21e4ea49c276e3aad0a86b726025f5c2b4de86d0e73205173278dc1&width=100&height=100&smart=true)