8 fotosOcho razones científicas por las que estamos mejor solteros (y II)Y los trucos que usa la comunidad científica para convencernos de lo contrario, en una sociedad que prefiere a los casadosBuenaVida23 ago 2017 - 11:04CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEl estudio más prolongado en el tiempo que se ha hecho jamás sobre la longevidad es el Terman Life-Cycle Study, que comenzó Lewis Terman con 1.077 niños y niñas de 11 años en 1921 y terminó cuando los participantes murieron. Toda una vida midiendo diversas variables, pero sobre todo dos: en un primer control, en 1950, su estado civil —si permancieron solteros, casados, si se divorciaron o enviudaron—, en un segundo momento, en 1991, la mortalidad. ¿Conclusión? Aquellos que nunca se casaron o emparejaron disfrutaron de vidas tan largas como los que se casaron y nunca se separaron. ¿Quiere esto decir que una vez que se case deberá quedarse en ese estado para siempre si quiere vivir más años? "Lamentablemente", explica Bella DePaulo, "es algo que no podremos nunca saber, pues para ello habría que llevar a cabo un estudio en el que se adjudicara a cada participante un estado de forma aleatoria —'a usted le ha tocado divorciarse'—; quizá de ese modo podríamos comprobar, por ejemplo, si alguien que quería seprarse, pero a quien se le asignó permanecer casado, hubiera llevado una vida miserable y corta".Contra el mito de que los solteros se pasan el día de fiesta y esto afecta negativamente a su salud cardiovascular, un estudio que se extendió ocho años, publicado en el Journal of Marriage and Family y que se llevó a cabo con más de 9.000 participantes durante ocho años (de 1992 a 2000). Después de analizar a hombres y mujeres con diferentes estados civiles —casado una vez, casado por segunda vez o más, viudo, divorciado/separado, siempre soltero—, comprobaron que en el comienzo del estudio los solteros y solteras gozaban de corazones más saludables. Con los años solo los hombre solteros resultaron ser, al terminar la investigación, quienes tenían menos posibilidades de sufrir enfermedades del corazón. Otra investigación en la que participaron nada menos que 3,5 millones de personas fue presentada por los medios como "el matrimonio es bueno para tu corazón" (aquí se descargan los resultados en formato Power Point). En efecto, los casados puntuaban mejor en casi todas las variables, excepto, por ejemplo, en las enfermedades coronarias que el resto, menos frecuentes entre los solteros. Problemas: solo se midió en una ocasión y, ya se sabe, correlación no implica causalidad; y la muestra no fue aleatoria, sino en base a quienes vieron un anuncio.De una observación —"se casan y engordan"— a un hecho científico hay un largo camino. El primer paso fue un importante estudio realizado por el Centro Nacional de Estadísticas de la Salud de Estados Unidos (CDC) entre 100.000 estadounidenses concluyó que las personas casadas engordaban más que las solteras, pero esta investigación solo analizaba a los participantes en un momento concreto, con lo que resultaba difícil saber si estas personas habían estado siempre así o fue el matromonio el causante de su ganancia de peso. Pero un análisis realizado en Australia con 6.000 mujeres, esta vez sí durante 10 años, llegó a la misma conclusión: las mujeres casadas, y aún más las casadas con hijos, engordaban más que las solteras. Los investigadores —señalaba The New York Times— apuntan a otro estudio anterior en el que se probaba que los hombres que tenían niños tenían una tendencia mayor a la obesidad, "debido a factores sociales y del comportamiento, entre otras razones".Frente al alegato de que al casarse se tiene más y mejor sexo, estos datos. Una macroencuesta ha venido planteando a 26.000 estadounidenses la siguiente pregunta: "¿Con qué regularidad aproximadamente ha tenido usted sexo en los últimos 12 meses?". Los datos recogidos desde 1989 hasta 2014 permitían llegar a una curiosa conclusión que, sin embargo, no destacaron los titulares: los casados, aquellos con pareja estable y los divorciados practican cada vez menos sexo, mientras los solteros, tienen una vida sexual cada vez más activa. Las líneas de tendencia son opuestas entre unos y otros, y, según se lean los datos, los solteros han pasado ya a los casados en frecuencia sexual o están más cerca que nunca de ganarles. ¿Cómo que según se lea? El método tradicional hace cálculos a partir de las respuestas: por ejemplo, en una escala del 0 al 6, 6 significa más de tres veces por semana, un dato que los investigadores traducen sistemáticamente en cinco veces por semana. Como el resultado era, por primera vez en la historia, vencedor para los solteros, se recalculó limitándose al número de respuestas que daban los participantes en cada punto de la escala. No solo eso, DePaulo explica en su libro que "sobre los incenveniente sexuales a los que pueden enfrentarse los hombres, como problemas de erección, eyaculación precoz o dolor durante las relaciones, los solteros no tienen nada que envidiar a los casados. Y cuando ambos grupos de población arrojan resultados diferentes, son los que han dado el 'sí, quiero' los que tienen más dificultades".Lo de dormir juntos es una costumbre relativamente reciente que no se popularizó hasta Revolución Industrial, cuando compartir cama se convirtió en un potente incentivo económico, según relata en su libro At Day’s Close: Night in Times Past (Al final del día: la noche en tiempos pasados) el historiador y profesor de Tecnología Roger Ekirch. Por qué decidimos seguir haciéndolo después es un misterio: no solo las diferentes costumbres —persiana arriba o abajo—, que se eleva la temperatura en la cama, cuando lo recomendado es dormir a entre 15ºC y 20ºC, la facilidad con la que uno puede desvelar al otro o la falta de espacio; según la Unidad Multidisciplinar del Sueño de la Fundación Jiménez Díaz, aproximadamente la mitad de la población masculina y un cuarto de la femenina rocan.El cortisol, la hormona del estrés, hacía su aparición de forma evidente cuando las participantes de un estudio realizado solo entre mujeres fueron sometidas al siguiente experimento. Se dividió el grupo en dos y a ambos se les tomó los niveles de cortisol a partir de una prueba de saliba, después de que se les pidiera que concentraran su pensamiento en su pareja, para uno de los grupos, o la amistad entre personas de distinto sexo, para el otro, mientras se proyectaban imágenes que audaban a focalizar el pensamiento. Las que debían pensar en su compañero romántico dieron un nivel de cortisol sensiblemente superior, una diferencia que era mucho más ponunciada entre aquellas participantes que se caracterizaban por pensar, en general, mucho en las relaciones.Parece que los solteros son más conscientes de los hábitos que les favorecen o será cuestión de tiempo, el caso es que mietras los casados deciden emplear más tiempo a su pareja, los que viven solos acaban cuidando más su forma física. Un estudio recogió los datos de más de 13.000 norteamericanos entre 18 y 64 años —aunque los datos se obtuvieron en un solo momento, con lo que puede conocerse el cambio de hábitos de los encuestados cuando cambiase su estado civil—, a quienes preguntó qué deportes, entre una lista de 16, habían practicado en las dos últimas semanas y cuántos minutos les habían dedicado. Los hombres solteros habían hecho ejercicio una media de 8:03 horas, frente a 6:10 los divorciados, 5:46 los viudos y 4:47 los casados en el momento de la recogida de datos. Las mujeres: 5:25 las solteras, frente a las 4:17 de las divorciadas, 4 de las casadas y 3:13 de las viudas. En esas dos semanas, se había abierto una brecha de más de tres horas de ejercicio entre solteros y casados, y casi una hora y media en el caso de las mujeres.Dos datos que quizá parezcan paradójicos: los casados ganan más, pero los solteros tienen menos deudas. Primero aclaramos de dónde salen y luego respondemos la ecuación. Un estudio llevado a cabo en Alemania por la Universidad de Bielefeld entre 12.245 participantes encontró que los hombres casados tenían sueldos considerablemente más altos que los solteros. Y, entre el primer grupo, aquellos cuyas compañeras no trabajaban ganaban aún más. Es más, aquellos que vivían con su pareja pero no estaban casados ganaban entre un 15% y un 20% más que los singles. Aún así, se han relacionado con la salud mental. Y la pregunta, ¿cómo es posible esto? Hay muchas teorías: desde la discriminación, hasta que las organizaciones consideran que el hecho de haber pasado por el altar demuestra que los casados son personas fieles a sus compromisos. Otra explicación es que se mueven menos por el dinero: los casados valoran más los ingresos en un puesto de trabajo que los solteros y valoran los aspectos más relacionados con las tareas propias del trabajo.