Vivienda en recuperación
El crecimiento del mercado, necesario para el crecimiento, debe acompañarse con normas fiscales y financieras estrictas
La profundidad de la recesión en España y su duración se explican por el estallido de la burbuja inmobiliaria, inflada desde mediados de los años noventa por políticas económicas irresponsables, unos tipos de interés incongruentes con la inflación y la participación activa de entidades financieras que se sumaron alegremente a la fiesta de la escalada de precios. La vivienda creó empleo fácil y lo destruyó más fácilmente aún. El mercado ha vivido una existencia agónica, dañado por el hundimiento casi generalizado de las rentas. Ahora parece a punto de recuperarse.
Editoriales anteriores
Las últimas estadísticas certifican una mejora de las operaciones de compraventa que es muy necesaria para la economía nacional. No tanto como aportación al crecimiento, que también, sino como indicador de recuperación de la capacidad de compra de los ciudadanos y del restablecimiento del crédito hipotecario.
La vivienda y el mercado inmobiliario son decisivos para el crecimiento; pero conviene recordar que su normalización no puede hacerse de cualquier manera ni a cualquier precio. En Estados Unidos, un mercado hipotecario deforme y desmesurado estuvo en el origen del crash de 2007. En España provocó la quiebra de constructoras y entidades financieras, además de una destrucción de empleo sin precedentes en las crisis recientes. La aplicación de normas elementales de prudencia nunca está de más.
Es imprescindible que una regulación financiera razonable acompañe al aumento de la compraventa. Las entidades prestatarias tienen que esmerarse en exigir las garantías adecuadas y deben resistir la tentación de aplicar innovaciones para reducir el riesgo (subprime, productos empaquetados complejos). La política fiscal debe incentivar lo justo la adquisición de vivienda para no estimular la formación de una nueva burbuja y las autoridades bancarias ya no pueden simular que no están advertidas de los riesgos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.