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Yo, directora porno

La directora Erika Lust da instrucciones a una actriz.
La directora Erika Lust da instrucciones a una actriz.Marsin Mogielski

HACE POCO pude ver por fin mi escena porno con la actriz Amarna Miller. La verdad es que presumo mucho con esto, pero en realidad es un cameo muy casto. Yo estoy en una sala de espera leyendo un libro y Amarna llega con su bici y una barra de pan, se sienta a mi lado, echa un discreto ojo a mi lectura y ahí se revela que yo soy la pringada que está leyendo el último de Cincuenta sombras de Grey en 2017. La experimentada Amarna deja escapar una sonrisilla burlona —ese es el momento metacine y metacrítico y metadónico de la directora Erika Lust, que considera a la novelita de E. L. James un producto machista—. Mientras tanto, según el guion, esperamos a ser atendidas en esta especie de consultorio del placer, un lugar ficticio al que las mujeres modernas, liberales (y un poco adineradas, la verdad), vienen para experimentar con el sadomasoquismo junto a un bellísimo master dominante, como quien va a la peluquería, solas, alegres y pagando, a plena luz del día. Y ahí acaba mi escena, sin pena ni gloria. Y empieza el gran momento en que Amarna entra resuelta a recibir su dosis de sano dolor.

La sueca Erika Lust está convencida de que el porno puede cambiar —la idea ya es vieja, pero sigue partiendo en dos al feminismo—.

La sueca Erika Lust está convencida de que el porno puede cambiar —la idea ya es vieja, pero sigue partiendo en dos al feminismo—. Su charla TED va precisamente de eso: It’s Time for Porn to Change. ¿Se pueden hacer películas para excitar, que nos exciten, en las que no se explote el cuerpo de la mujer de acuerdo al gusto heteropatriarcal, con la participación de cuerpos diversos, con un erotismo diverso, soft, hard o lo que sea, sin trata, sin niñas pobres, que de verdad nos represente? Para ella, si hay un par de ojos con perspectiva femenina y feminista detrás de la cámara —en lugar de los del típico californiano podrido en dinero—, ya se tiene mucho ganado: cambia el porno, cambian las mujeres y cambia el mundo. Los ojos de Lust ven de una manera, pero hacen falta más visiones y dinero para producirlas.

Por eso ha iniciado una campaña internacional para promover un nuevo cine adulto, todo un llamamiento para nuevas voces, destinando 250.000 euros de presupuesto de Lust Films para transformar la industria y promover a la naciente generación de creadoras XXX. Por el momento llueven propuestas de filmes. Ya hay tres directoras seleccionadas que en breve empezarán a rodar. Avalan a Lust cientos de escenas de porno antimainstream como ésta, en las que las mujeres son por fin sujetos deseantes, y se espera que las debutantes de su escuela traigan más aire fresco, más Anastasias emancipadas y menos tipos como el magnate Christian Grey.

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