Defensores por duplicado
Los defensores autonómicos del Pueblo son el enésimo caso de gastos duplicados que sufrimos los ciudadanos en nuestro bolsillo. Por ejemplo, en Cataluña, tenemos un Defensor del Pueblo, el Síndic de Greuges, que nos cuesta más de seis millones de euros, el 90% de los cuales va destinado a pagar sueldos. ¿Qué sentido tiene este dispendio existiendo un Defensor del Pueblo a nivel nacional que realiza las mismas funciones? Y más aún me lo pregunto cuando su actual titular, Rafael Ribó, ha dado repetidas muestras de su escasa idoneidad para el cargo. Tras polémicas como sus 50 viajes por el mundo a costa del erario público o su elevado salario, su última salida de tono ha sido decir que le daría vergüenza ser de una asociación constitucionalista como Societat Civil Catalana. Visto lo visto, ¿Ribó cumple con las mínimas condiciones de imparcialidad política exigibles para su puesto? Quizá deberíamos reflexionar sobre la muy cara multiplicidad, y más aún tal y como actúan algunos.— Antonio Peiró. Lleida.
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