¿Cuántos kilómetros se puede recorrer con un litro de gasolina?
En la Shell Eco-marathon Europe, el objetivo no es la rapidez, sino la eficiencia de los vehículos
El aire es sofocante en el paddock de la 33 edición de la Shell Eco-marathon Europe, que se celebra en Londres este fin de semana. Los 173 equipos de institutos y universidades de 29 países que trabajan sin descanso sobre sus vehículos han tenido que adaptarse a este clima tan poco habitual en la capital británica. Y para ellos no se trata solo de procurarse agua fresca y un ventilador. El calor puede influir en el combustible que usan y afectar a los neumáticos.
El equipo de la Universidad de Miguel Hernández (UMH) es uno de los 14 españoles que compiten este año. Lleva participando en esta competición desde el 2004. El objetivo es recorrer la distancia más larga posible con un solo litro de combustible. Los vehículos están divididos en dos categorías: los prototipos, que son vehículos más futurísticos, y los UrbanConcept, que son más convencionales. El equipo de la UMH ha sido campeón en los dos últimos años en la categoría de prototipos, una competición patrocinada por la petrolera angloholandesa Shell, que ha invitado a este diario al evento.
El equipo está compuesto por nueve hombres y dos mujeres, todos ingenieros mecánicos. En general, los participantes eligen a una mujer para pilotar el coche, porque son más delgadas y pesan menos. Como Gloria Albaladejo, de 37 años, la piloto principal, que pesa 43 kilos. No hay peso mínimo para el coche —el de ellos solo pesa 32 kilos—, pero sí para el piloto. "Me tienen que poner lastre para llegar a los 50 kilos requisitos", explica ella.
La segunda piloto es Paula Ribera, pero no es su único papel. "A mí no me van a sentar en una silla. Lo que me gusta es esto, la mecánica", afirma, mientras corta una pieza nueva para mejorar el freno del coche. Pese a ser aun un sector mayoritariamente masculino, la joven estudiante se siente como en casa. "Se aprende muchísimo haciendo esto. Hace un mes no sabía trabajar con fibra de carbono", asegura. "Es una experiencia formidable para ellos. Sin saberlo están forjando su futuro porque las empresas tomarán en cuenta esta iniciativa cuando acaben la carrera", sostiene Mike Evans del equipo técnico de la competición.
Gloria Albadalejo se desliza en su mono negro, agarra sus guantes, su casco y sale pitando. Sus compañeros la están esperando para salir del paddock. Llevan todo el día haciendo cola. Son las 4:30 de la tarde y necesitan hablar de los últimos arreglos del coche para que no cometa ningún error durante los 39 minutos que dura la carrera. Tiene que dar 10 vueltas e intentar mantener una velocidad regular para gastar lo menos posible de combustible.
La piloto está concentrada y seria. Se sube al coche para pasar los últimos controles técnicos. Los expertos miden la gasolina, testan una última vez los frenos y cierran el vehículo con la tapa superior. Ella está a ras del suelo, confinada en un coche hirviendo por el calor que solo le permite mover los brazos para conducir y consultar el GPS que le indica cuando encender o apagar el motor. Sus compañeros la empujan hacia la línea de salida. Se lanza. Aprieta el acelerador durante tres segundos, luego apaga el motor y desaparece en la primera curva. Solo lo volverá a encender para subir la única cuesta de la pista.
En comparación con otras universidades, la de Elche ha construido su prototipo sin ayuda externa. "El chasis es todo en fibra de carbono. Lo hemos fabricado con nuestro horno de vacío. La tecnología de carbono preimpregnado que usamos es parecida a la de la Fórmula 1", explica el estudiante Alberto Martínez. Fabricar el propio coche tiene varias ventajas: el equipo lo conoce mejor, con lo que puede arreglarlo más fácilmente si tiene problemas, y es mucho más barato que de encargarlo a una empresa externa. "Esto puede costar hasta 150.000 euros. Nosotros para construirlo nos gastamos 10.000 euros", compara David López, el mánager. Es el presupuesto medio que tienen cada año para poder competir.
Al no tener que construir un nuevo coche cada año —conservan el mismo durante unos cinco años, al que van aplicando mejoras—, el equipo se puede permitir amortizar el coste de un nuevo prototipo. "La Universidad nos da 6.000 euros, los patrocinadores nos ayudan dentro o fuera del taller, como SEUR que se encarga del transporte del material y del coche. Shell nos da una ayuda de unos 1.000 euros para el transporte y por otro lado tenemos el dinero de los premios, que han sido 1.500 euros cada uno de los dos últimos años", explica López. Aun así, el equipo evita despilfarrar y, por ejemplo, se hospeda en el camping que ofrece la empresa petrolera para limitar los gastos.
El equipo tiene cuatro intentos para intentar ganar la competición. No obstante, este año tienen una dificultad extra. La organización ha decidido cambiar las reglas y unificar a todos los vehículos que empleen combustión interna en un mismo grupo, aparte de los impulsados por electricidad o hidrógeno. Eso conlleva que los de etanol y gasolina entran en el mismo grupo. El equipo de la UMH, que ha competido en los últimos años en la subcategoría de etanol, considera que son fuentes de energía incomparables.
"Nos hemos decantado por la gasolina, que es más eficiente y saca más rendimiento que el etanol. Solo hemos tenido que cambiar la inyección y la electrónica para adaptar el coche al cambio de combustible", explica el estudiante Alberto Martínez. El mánager de su equipo lo ve claro: "Queremos ganar, pero nuestro objetivo primero es mejorar la marca del año pasado: 1.556 kilómetros por litro", comenta López. Los resultados se publicarán este domingo por la noche.
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