Un presidenciable argentino se juega su carrera por una crisis con una novia 30 años menor
En medio de un escándalo por una presunta amante, Daniel Scioli revela que su novia está embarazada, pero ésta denuncia que le pidió abortar
Bastaron unos pocos días para que la vida de Daniel Scioli, el hombre que en octubre de 2015 estuvo a punto de convertirse en presidente de Argentina, se convierta en un culebrón. Una novia despechada, una amante muy mediática y la revelación de un embarazo podrían costarle la carrera. Scioli ha revelado, cuando nadie lo esperaba, que su novia de 28 años espera un bebé de ambos, horas después de que la joven lo abandonara publicando en las redes sociales mensajes por WhatsApp del excandidato con una presunta amante. Para completar el cuadro, la mujer dijo que Scioli le pidió abortar al bebé, un verdadero escándalo para un político que ha hecho campaña con el apoyo del papa Francisco y se declara abiertamente contrario a la legalización del aborto.
En pocos países como Argentina es tan difusa la línea que separa a la política del espectáculo. La última campaña electoral fue un ejemplo de ello. El candidato Mauricio Macri tuvo a su lado a Juliana Awada, una empresaria de la moda de sonrisa amplia, buenos modales y pocas palabras que fue la compañera perfecta de su triunfo. A su oponente, Scioli, lo secundó Karina Rabolini, una de las modelos más famosas del país, con la que se casó en 1991, se divorció en 1999 y se volvió a unir en 2001. Con idas y vueltas, la pareja aguantó con lo justo hasta las presidenciales, cuando ya apenas pudo ocultar que si se mostraban juntos era por cuestiones electorales. El matrimonio de Macri marcha viento en popa, por lo que ellos mismos muestran. Pero Sicioli ha hecho de las suyas y desde hace una semana su imagen de político de perfil bajo ha sufrido las consecuencias de un triángulo amoroso difundido en las redes sociales por jóvenes mujeres ávidas de reconocimiento mediático.
Scioli tiene 60 años y viene de una familia de empresarios millonarios. En los años 90 fue un exitoso corredor de lancha. Su romance con Rabolini ocupó buena parte de la prensa del corazón de aquella época. Cuando el Scioli deportista perdió un brazo en un accidente en el agua, Rabolini estuvo a su lado y calló a todos aquellos que pensaban que la relación era una jugada para promocionarse. Scioli fue luego ministro de Carlos Menem, vicepresidente de Néstor Kirchner y gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 2007 y 2015. Desde allí intentó, sin éxito, la presidencia, siempre con Rabolini a su lado. Pero la cosa terminó mal cuando la derrota puso en evidencia que llevaban tiempo separados.
Ya soltero, Scioli inició una relación con la modelo Gisela Berger. La pareja nunca blanqueó del todo el romance, pero se cuidaron poco de ocultarse en público. Bella, joven y en ascenso en los medios, Berger puso fin a la relación de manera escandalosa: publicó en las redes sociales los mensajes que Scioli intercambiaba por WhatsApp con su presunta amante, Sofía Clérici. Fotos de la mujer, también de 28 años, semidesnuda y rodeada de juguetes sexuales y textos con los escarceos típicos de aquellos que ocultan algo llegaron a todos los medios argentinos. Quien ocultaba algo era Scioli.
Cuando nadie lo esperaba, Sicioli dijo que Berger está embarzada. "Gisela está embarazada, estamos esperando un bebé. Tenemos muchos miedos, tengo 60 años y es un desafío. Voy a ser padre y ojalá Dios me ilumine para serlo lo mejor posible", dijo Scioli. Sobre la separación, la atribuyó a la "sensibilidad" de la joven por su estado. Pero Berger demostró que está algo más que sensible. Consultada por la revista Noticias, dijo que Scioli finge su alegría.“Es una locura todo lo que está diciendo. Él quería que me haga un aborto. Obvio que sigo (embarazada), pero él está hablando como si fuera el padre feliz cuando no es así”.
El escándalo encuentra a Scioli en el arranque de la campaña por las legislativas de octubre. Y no solo deberá preocuparse por Berger. La segunda en discordia, Clérici, apenas pudo disimular que está encantada con la difusión del tema en los medios. La mujer saltó a la fama por un vídeo sexual protagonizado junto a su hermana y tres hombres. Su fama repentina le valió un par de portadas de la revista Playboy. Y pronto se convirtió en la bomba que estalló en las manos del excandidato presidencial. Clérici no perdió el tiempo y habló, mucho, para decir que no iba a hablar. “Yo no soy la tercera en discordia de nadie y no voy a salir a hablar de nada porque no tengo nada que decir, solo que con Daniel somos amigos y lo aprecio como persona y como hombre. No me interesa agarrarme de nadie ni de nada porque mi carrera nunca fue así”, dijo la modelo, consultada por un programa de cotilleo. Lo cierto es que hoy todo el mundo habla de ella en Argentina.
Scioli no es el único ejemplo de un político que se relaciona con mujeres vinculadas al mundo del espectáculo. El más sonado fue el del gobernador de la provincia de Salta (norte), Juan Manuel Urtubey, y la actriz Isabel Macedo, una historia que terminó en casamiento. Antes estuvieron el expresidente del Banco Central, Martín Redrado, y la modelo Luciana Salazar; y el alcalde de la localidad de Lomas de Zamora (a media hora de Buenos Aires), Martín Insaurralde, con la aclamada “reina del fitness”, Jessica Cirio. La lista es larga y los resultados finales dispares, pero el patrón es el mismo: la política (los políticos) y el espectáculo (las mujeres del espectáculo) se atraen sin remedio.
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