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El exámen para ser holandés se convierte en un hueso duro

Apenas un tercio de los candidatos consigue aprobar las pruebas de lengua y sociedad

Isabel Ferrer
En 2008, el 80% superaba el examen de ciudadanía, ahora el número de aprobados es muy escaso.
En 2008, el 80% superaba el examen de ciudadanía, ahora el número de aprobados es muy escaso.Getty Images

El próximo Gobierno holandés, todavía en fase negociadora, deberá decidir el futuro de los exámenes de ciudadanía destinados a los migrantes no occidentales y refugiados con permiso de residencia. Obligatorios para ambos grupos de población desde 2012, se han convertido en un problema por el escaso número de aprobados registrado. Incluyen sendas pruebas de lengua y conocimiento de la sociedad y mercado laboral del país, y hay que superarlos en el plazo de tres años. Ahora solo lo consigue un tercio de los candidatos. En 2008, sin embargo, lo lograba el 80%, según el Tribunal de Cuentas. La cualificación de los aspirantes influye en los resultados, pero la explicación hay que buscarla en los cambios operados en el procedimiento mismo. Desde 2013, y por culpa de los recortes, los ayuntamientos ya no imparten las clases ni siguen su evolución. La ayuda depende de voluntarios, no siempre a mano, y corresponde a los alumnos buscar el curso por su cuenta, pagarlo y resolver el papeleo.

Afrontar los costes no supone, en principio, un problema. El Estado presta un máximo de 10.000 euros, sin intereses, que se convierten en un regalo si se aprueba en tres o menos años. El hueso son los suspensos: pasado el trienio reglamentario, el primero se traduce en una multa de hasta 1.250 euros; otra similar tras un segundo intento fallido dos años después, y así sucesivamente. El que no lo consiga se arriesga a ser devuelto a su tierra.

El legislador pensó en 2013 que la integración de los solicitantes mejoraría si gestionaban ellos mismos las lecciones. La Federación de Municipios advirtió enseguida al Gabinete de centro izquierda, hoy en funciones, de que “dejarles solos no funciona”. Por su parte, Tamar de Waal, investigadora de la Universidad de Ámsterdam, ha pedido “menos ideología y más sentido práctico”, porque hasta los alumnos más preparados hacen el examen menos difícil (hay varios niveles) para esquivar las multas. La privatización de los cursos tampoco ha sido de gran ayuda. Hay cerca de 200 en el mercado sin una instancia oficial que los compare ni controle.

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