De catas por el Salón de Gourmets
La XXXI edición del evento gastronómico, que se celebra en Madrid hasta este jueves, aumenta su espacio e invita a probar más de 40.000 productos
“Primero al Túnel del vino”, se oye, con cierta emoción, en la entrada del Salón de Gourmets. La cita, que celebra su edición XXXI, ha llenado de productos gastronómicos cuatro pabellones de IFEMA. “Es la primera vez que ocupamos tanto espacio”, dicen desde la organización, “aumentamos debido a que el público se había incrementado un 25% con respecto a la anterior edición”. Vinos, aceites, caviar, embutidos, quesos, carne de buey… Más de 40.000 productos se pueden degustar, y en algunos casos descubrir, en este evento gastronómico, que se inauguró el pasado lunes y permanece abierto hasta este jueves 27 de abril.
“Viene mucho profesional y no tanto curioso”, dice Assumpta Cañar desde el puesto de Casa Sendra, especializados en embutidos y que acuden por segunda vez al evento. Todos sus productos son naturales y solo llevan pimienta, sal y carne. Se nota en el sabor. Y en el precio: el kilo sale a unos 60 euros. Aunque el precio no marca la puerta de acceso al Salón, sí que domina el producto de calidad. Y la calidad se paga. Así aparecen expositores como los italianos Negroni, Quesos de Suiza, Cecinas Pablo o La Finca de Jiménez Barbero, especializados en carne, incluidas las de larga maduración.
“En esta edición veo una mejora estética de los puestos, bastante público y mucha quinta gama”, dice Alejandra Ansón, asesora gastronómica y una de las ideólogas del restaurante pop up The Table by. La quinta gama hace referencia a los productos elaborados, esos que solo necesitan un calentón para estar listos y que triunfan en algunos locales así como, cada vez más, en el día a día. Los que se presentan en el Salón son de los buenos, como platos de carne de buey o hamburguesas listas en cinco minutos.
Destacan entre las propuestas la alta presencia de aceites (14% de los productos expuestos) y vinos (37%). Una amplia selección de caldos, casi 300 referencias, se puede probar en el Túnel del Vino, experiencia que consiste en recorrer una estancia, copa en mano, plagada de escanciadores que explican las propiedades de la uva garnacha, godello. “Están todos muy bien. Pero nosotros ya vamos a parar que tenemos que seguir”, comentan tres visitantes.
En una tarde no da tiempo a recorrer y descubrir todos los productos que esconde el Salón: una picante salsa de yuzu, traída de Japón por Arrecria; caviar iraní, de Caspian Pearl, o mosto rojo traído por Pasión Italia. Este último comparte stand con dos jóvenes bodegueras que traen brebajes de Umbria (un curioso vino llamado RossoBastardo) y de Toscana (SirPasso). Aunque en el Salón también hay espectáculo —premios, como el del mejor torrezno del mundo; showcookings, como el de Carlos Oyarbide con Cayetano Martínez de Irujo (en representación de los productos gourmet que posee la familia Alba) o país invitado, en esta ocasión Canadá, que trae su conocido jarabe de arce— lo más divertido es ir buscando algo nuevo que catar. Por suerte aún quedan dos días.
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