Violencia machista en el país de Josina Machel
Mozambique celebra el Día de la Mujer el 7 de abril para conmemorar la muerte de la heroína africana
Hoy se celebra el Día de la Mujer, al menos en Mozambique. No es 8 de marzo, pero este país africano ha preferido escoger su propia jornada de reivindicación al margen de la mundialmente reconocida. La fecha tiene mucho que ver con su propia historia, pues conmemora la muerte, hace 46 años, de la heroína de la independencia Josina Machel. Una efeméride que este año viene cargada de enfado e indignación en un país en el que la mujer ha logrado importantes conquistas en el ámbito público, pero donde existe una elevada incidencia de violencia de género que está traspasando la esfera privada y saliendo a la luz, con casos muy mediáticos como los de las hijas de dos expresidentes.
“En este país hay bastante igualdad de oportunidades. Yo, por ser mujer, no encontré impedimentos para hacer mis estudios y trabajar igual que un hombre”, asegura Angelina Nascimento, bióloga de 35 años que cursó sus estudios en la capital, Maputo, a 1.500 kilómetros de Tete, su ciudad, situada en el centro del país. “El Gobierno siempre ha incentivado mucho a las chicas para que no abandonen los estudios, recuerdo campañas públicas desde que estoy en Primaria. Por ejemplo, se consiguió que los ritos de iniciación se llevaran a cabo en periodo no lectivo y también se permite que las chicas embarazadas vayan al colegio”, añade Nascimento.
Como muchas mozambiqueñas, ella estudió la figura de Josina Machel en la escuela. Este 7 de abril, las tiendas de capulanas, tejido típico de Mozambique, se inundan con piezas estampadas con su rostro y en todas las localidades del país se rinde homenaje a quien consideran la pionera en las políticas de igualdad lanzadas por este país tras la independencia de Portugal. Se llamaba Josina Muthemba y nació en 1945. Desde muy joven se implicó en la lucha contra los portugueses y con apenas 19 años protagonizó una novelesca huida de su país para incorporarse al Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo) que tenía su base en la vecina Tanzania. Allí se integró rápidamente en el Destacamento Femenino y recibió entrenamiento militar para la lucha de liberación.
Como responsable de la sección de mujeres del movimiento guerrillero promovió la participación femenina en todos los ámbitos del combate y se preocupó especialmente por la creación de orfanatos y centros educativos para los niños. Casada con el líder guerrillero y luego primer presidente del país Samora Machel, de quien tomó su apellido, Josina cayó enferma de cáncer en 1970 y murió de forma prematura tan solo un año después sin llegar a ver cumplido su sueño de la independencia. Sin embargo, su entrega a la causa anticolonial y su firme defensa de los derechos de las mujeres la han convertido en un símbolo en el continente africano.
Paradójicamente, Mozambique celebra su Día de la Mujer envuelto en un inquietante ambiente de aumento de un 25% de los casos de violencia de género en 2016 con respecto a 2015. Justo a finales del año pasado, Valentina Guebuza, hija del expresidente Armando Guebuza (2005-2015), fue asesinada de cuatro disparos en su domicilio a manos de su marido. La joven, de 36 años, era una destacada empresaria directora de un holding familiar con presencia en diversos sectores, como la banca, las telecomunicaciones, la pesca, los transportes o los minerales.
Machel se implicó desde muy joven en la lucha contra los portugueses y con 19 años se incorporó al Frelimo
La muerte de Valentina, a quien la revista Forbes situó como una de las jóvenes más poderosas de África en 2013, generó un enorme impacto en Mozambique. Un año antes, en diciembre de 2015, fue la hija de Samora y de Graça Machel, llamada Josina en homenaje a la primera esposa de Samora y heroína de la independencia mozambiqueña, la que se convirtió en una mediática víctima de la violencia de género. En este caso fue el empresario Rofino Licuco, novio de Josina durante tres años, quien le propinó un fuerte golpe en la cara a la joven por el que perdió la visión del ojo derecho.
Hace menos de dos meses un tribunal de Maputo condenaba a Licuco a tres años y cuatro meses de prisión y a una multa de 2,7 millones de euros en un proceso judicial muy seguido por los medios. “Esta victoria debe ser celebrada por todas las mujeres que sufren abusos verbales, emocionales, económicos y sexuales”, anunciaba eufórica Josina Machel, de 40 años, tras conocerse la sentencia al tiempo que dedicaba su victoria judicial a “todas las que sufren en silencio”, sacando una vez más a la palestra el problema de la violencia machista en Mozambique.
Sin embargo, su madre Graça Machel, quien también fuera esposa del Premio Nobel y expresidente sudafricano, Nelson Mandela, fue mucho más tibia al asegurar: “Todos los agresores, todos los que abusan de las mujeres, deben recibir el mensaje de que acabarán en prisión y no la impresión de que si pagan pueden quedar impunes”, en referencia a la posibilidad de reducir su condena previo pago de la sanción.
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