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El no ya lo tienes
Columna
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‘Hooligan’ y feminista

Mi mujer me dirigió una mirada inquisitiva desde la puerta y me espetó: "¿Pero no íbamos a ir todos juntos a la marcha del Día Internacional de la Mujer?"

Asistentes durante la concentración en Sevilla por el Día Internacional de la Mujer.
Asistentes durante la concentración en Sevilla por el Día Internacional de la Mujer. PACO PUENTES

Mi mujer me dirigió una mirada inquisitiva desde la puerta y me espetó:

—¿Pero no íbamos a ir todos juntos a la marcha del Día Internacional de la Mujer?

—Al final yo no voy, porque creo que no debería existir este día como tal; para mí todos los días son “el Día de la Mujer”. En todo caso, las protagonistas sois vosotras, los hombres debemos tener un papel discreto, dar un paso al lado…

—¡Qué pasa! ¿Qué quieres ver el partido del Barça?

—Eso no tiene nada que ver.

—Bueno, pues me voy sola, asegúrate de que el niño hace los deberes.

Sonó un portazo y casi al mismo tiempo se encendió la televisión.

—¿Me ayudas con las Matemáticas?, dijo mi hijo Jesús.

—Déjate de chorradas, ahora toca la remontada.

¡Elipsis!

Cuando mi mujer regresó de la marcha era justo el minuto cinco del descuento y Sergi Roberto acababa de hacer lo que acababa de hacer. Esto es lo que ella se encontró en el salón: un adulto encima de la mesa haciendo cortes de manga a un rival imaginario, riendo y llorando a la vez y balbuceando palabras sin sentido: yo.

Un niño en el suelo —en calzoncillos— haciendo la culebra mortífera y sudando como un pollo: mi hijo.

Antes de quedarse paralizada —cual gato de escayola—, de su boca habían salido unos versos del merengue feminista*, en concreto estos:

“Que la manada se apodere de la pista,

Tus ojos y el resplandor,

Luces a todo color…”.

Y esos versos resumían perfectamente lo que había pasado en el partido.

*Por cierto, creo que —en el sentido literal— el único merengue feminista del que se tiene conocimiento es Íñigo Errejón.

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