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Día Internacional de la Mujer: “la conciliación no es solo un problema de mujeres”

Laura Baena, fundadora de Malasmadres, expone las carencias de un sistema que no favorece ni tener hijos ni repartir las llamadas “tareas invisibles” entre hombres y mujeres

Laura Baena, fundadora de Malasmadres.
Laura Baena, fundadora de Malasmadres.David Folgueiras

La falta de conciliación laboral es el principal motivo por el que el 58% de las madres abandona sus carreras profesionales y un 51% de las que aún no tienen hijos asume que, si fueran madres, tendrían que dejar el trabajo, como ponía de manifiesto el reciente estudio “Somos Equipo”. Se trata de una fuga de talento y de profesionales productivas que no salen del país, sino de las empresas. Pero es que además, un 73% de las españolas cree que en nuestro país sencillamente no existe igualdad de género ni de oportunidades para desarrollarse, como acaba de desvelar el informe Feminismo e Igualdad de Género en el mundo desarrollado por IPSOS. Unos datos a tener presentes este miércoles jornada en la que se celebra el Día Internacional de la Mujer.

Con estos datos sobre la mesa, ¿qué hace la sociedad al respecto? Por el momento, nada. La creadora del Club de MalasMadres y la Asociación Yo No Renuncio, Laura Baena, ha acudido a DeMamas&DePapas con motivo del #DíaInternacionaldelaMujer para exponer las carencias de un sistema que no favorece ni tener hijos ni desarrollarse profesionalmente ni repartir las llamadas “tareas invisibles” entre hombres y mujeres. La falta de conciliación se extiende desde los hogares a las empresas, los políticos y la sociedad que no ve el problema como un asunto de todos, sino un problema de madres ajetreadas.

“Lo que nos ha permitido el estudio Somos Equipo es romper varios mitos: uno de ellos, que las mujeres dejan sus trabajos cuando son madres por voluntad propia. No es cierto: se ven obligadas a irse, son empujadas por el propio mercado laboral. La percepción pesimista se basa en datos objetivos; conecta directamente con las conclusiones que habíamos sacado del primer Informe Concilia #13F, donde un 50,7% de las mujeres admitía que había sufrido experiencias laborales negativas derivadas de su maternidad”, explica Baena.

A este contexto se añade la falta de racionalización horaria, la cultura del presentismo y “calentar la silla”, pero sobre todo, los pocos alicientes que tienen las PYMES para favorecer esa conciliación. La petición de incentivos fiscales a la jornada continua con flexibilidad horaria sigue sumando firmas en la plataforma Change.org y sigue su particular travesía por el desierto entre la clase política, que es quien podría impulsarlo. Hasta ahora solo la Comunidad Valenciana ha debatido estos incentivos como propuesta no de ley. “La conciliación es un problema de todos, no solo de las madres o las mujeres. Se trata de pedir una conciliación para los que tienen o no hijos, los que tienen o no pareja o necesitan salir antes del trabajo para otros usos de tiempo, como ir al gimnasio o cuidar de sus mayores, rol que habitualmente vuelve a recaer en la mujer. Sería incoherente y absurdo luchar por una conciliación que solo favoreciera a las madres. Porque ahora mismo estamos atrapadas en medidas que no funcionan, que no están alejando del mercado laboral, como excedencias o reducciones de jornada que suponen un techo de cristal”, añade Baena.

En el estudio Somos Equipo se planteaba una hipótesis confirmada con datos objetivos: los roles del hogar se perpetúan en el mercado laboral. En este sentido, permanece la falsa creencia de que la mujer debe dejar su trabajo y dedicarse a la familia porque su pareja masculina cobra más y aporta el dinero al hogar. De hecho, se comprobó que aunque las mujeres tuvieran ingresos altos seguían encargándose del grueso de las tareas domésticas. “Lo que hemos observado es que si en casa no hay una implicación real del hombre en las tareas doméstico-familiares, es muy difícil que eso se traslade a medidas en la esfera laboral. Incluso faltan medidas políticas, como cambiar los permisos de maternidad y paternidad por unos derechos iguales e intransferibles. Tenemos el ejemplo de países nórdicos donde esto funciona así y donde se comprueba el cambio de mentalidad. De lo contrario, seguiremos perpetuando esa triple jornada laboral que asumen las mujeres, casi de forma inconsciente: primero la del trabajo, después la del hogar y una tercera, la realización de las “tareas invisibles” que se simultanean con otras tareas, como organizar los deberes de los niños, llevarles al médico o atender los asuntos del colegio. No son tareas cuantificables ni reconocidas por la sociedad, mientras los hombres realizan otro tipo de tareas más “visibles” -como hacer la compra o la cena o bañar a los niños-, que son percibidas casi como actos heroicos por la sociedad. ¿Por qué? Está claro que todavía queda mucho camino por recorrer y que es un problema de todos. No solo de la mujer”.

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