El moderno de verdad lo es para siempre
LA FALTA de globalización lleva a fallos como este, que la difusión de la obra descomunal de José de Almada Negreiros (Santo Tomé, 1893-Lisboa, 1970) quedara casi reducida a Portugal. Tampoco la cronología de su prolífica vida –el periodo de entreguerras– jugó a favor. Aun así, es imperdonable que este artista alegre y provocador no tenga hoy un mayor reconocimiento. Para remediarlo, la Fundación Gulbenkian de Lisboa expone hasta el 5 de junio 400 obras de este creador polifacético, que encandiló a poetas como Fernando Pessoa, a dramaturgos como Mihura o Jardiel Poncela, a arquitectos como Luis Gutiérrez Soto o incluso a Serguéi Diáguilev y sus Ballets Rusos. A todas esas disciplinas y muchas más se dedicó Almada con el sello del modernismo, adaptado a cada momento de su vida.
Otra apuesta segura de la semana:
- Pintar la vida animal: un libro ilustrado retrata el universo animal.
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