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Seis razones por las que San Valentín puede ser un éxito o un fracaso

Javier A. Fernández

Más de la mitad de los españoles celebra San Valentín y casi todos de la misma manera: con un regalo a su pareja. Un detalle que puede fortalecer una relación o socavarla. Detrás de cada obsequio, afirma Juan Macías, terapeuta sexual y de pareja, surgen muchas preguntas: “¿Se habrá esforzado, me conoce, lo ha preparado con tiempo?”. El regalo habla sobre el estado de la relación. ¿Estás seguro de que has acertado este año?

Lotería Nacional ha analizado este fenómeno con una encuesta que concluye que el 82,4% de los españoles ha recibido un regalo en esa fecha tan señalada para los comercios. “Todo el mundo espera algo”, afirma Patricia Ramírez, psicóloga de la salud y la pareja. En la celebración del amor el regalo es muy importante. “Encuentro con frecuencia parejas que lo interpretan como un símbolo de atención y cuidado”, asegura Juan Macías. Por esa razón, cuando falla surge el conflicto: “No conoce mis gustos, lo ha improvisado y no se preocupa por mí...”, agrega Macías.

Según el estudio que Lotería Nacional ha hecho con motivo del Sorteo Extraordinario de San Valentín del 11 de febrero, hay gente que finge que el regalo le ha gustado, que antes de abrirlo ya mira si lo puede devolver o incluso que cree llegado el momento de romper con su pareja. El caso es que el obsequio se puede convertir en un quebradero de cabeza.

Estos son los motivos que pueden arruinar nuestro día especial.

Dejarlo para el último momento

Lo regalos de San Valentín son los que menos se improvisan, según el estudio. Especialmente en el caso de las mujeres. Solo el 5,2% deja su adquisición para el instante final. Los hombres son menos previsores: el 14,5% de los varones encuestados retrasa la compra hasta última hora. Los motivos para dejarlo para el último momento, sin embargo, son diferentes en función del sexo: “Culturalmente hay más presión para que el hombre deje en segundo plano lo doméstico y lo privado —donde se incluyen los regalos—, y la mujer hacia lo público”, argumenta el terapeuta Juan Macías.

No conocer sus gustos

“El regalo de San Valentín pone en cuestión si mi cónyuge me conoce y sabe mis gustos”. Juan Macías se topa con esta afirmación en sus sesiones de pareja. No acertar con el detalle puede ser interpretado como un signo de dejadez, según ambos psicólogos. Esto, en ocasiones,  pone en peligro la propia relación, según la encuesta: el 1% de los preguntados reconoce haber pensado en cortar tras recibir el regalo

La clave para acertar, según los psicólogos, es centrarse en lo que le hace ilusión al otro antes que fijarnos en lo que puede serle útil. Aunque, agregan, que todo depende de lo que hayan acordado ambos. “Hay parejas en cuya escala de valores no entran los regalos prácticos, pero sí los detalles. Mientras que otras prefieren algo útil”, indica Ramírez.

Para evitar el conflicto es importante que la comunicación y la comprensión fluyan. “No todos tenemos la misma capacidad de observación, memoria y disponibilidad para atender a las señales del otro, ni expresamos con la misma claridad nuestros gustos y deseos. Por tanto, que no acierten con nuestro regalo no quiere decir que no nos conozcan o no nos quieran, aunque algunas personas no se lo tomen así”, agrega Macías.

Crear altas expectativas

Las parejas depositan grandes esperanzas en los regalos que a veces no se cumplen. Uno de los encuestados manifestaba que, en lugar del perfume que esperaba, obtuvo un neumático de bicicleta, otro confiaba en que le regalarían un viaje y recibió unos calzoncillos. Un tercero tenía la certeza de que obtendría unas entradas para el fútbol  y le regalaron una colonia. La falta de comunicación es, de nuevo, el desencadenante de la frustración cuando se espera una cosa y se recibe otra, según Ramírez.

El riesgo, sin embargo, no parece suponer un problema para los españoles. La encuesta refleja que solo uno de cada diez se lanza a preguntar directamente a su pareja lo que quiere para evitar problemas, mientras que el 34,7% de los encuestados se esfuerza por sorprender.

Tirar el ticket del regalo

Según las estadísticas, solemos confiar en el gusto de nuestra pareja, ya que solo el 12,1% de los consultados confiesa que, antes de abrirlo, mira a ver si viene con ticket regalo, y  solo el 3,4% sabe, antes de desenvolverlo, que lo va a cambiar. Sin embargo, lo mejor es contar con un plan b y si el regalo no gusta, que se pueda cambiar. “Incluir el recibo o comprar los presentes juntos no tiene por qué restar romanticismo al acto de regalar, depende esencialmente de los códigos que haya establecido cada pareja”, apunta Macías.

No saber ocultar la decepción

¿Qué es más recomendable: decir abiertamente que no nos ha gustado o marcarnos una mentira piadosa? El 28% de los encuestados asegura que ha fingido ante su pareja cuando el regalo no ha sido de su agrado. Pero las mentiras no encajan en las relaciones. “Hay que ser sincero y comunicar nuestra decepción con respeto y comprensión", afirma Patricia Ramírez. Si nuestra media naranja se ha esforzado “no se puede denostar su trabajo”. Lo más correcto en este caso, según Ramírez, es dar pistas para el año siguiente, algo que pocos enamorados hacen: solo el 6,1% proporciona señales a su cónyuge los días antes de San Valentín para asegurarse de que le regalan lo correcto.

Olvidarte por completo del regalo

Los olvidos suelen provocar situaciones tensas para ambas partes. “Lo más razonable es restarle importancia y buscar la manera de restaurar la normalidad mediante la comunicación y la comprensión”, argumenta Macías. A veces, añade, “el olvido es una señal de que algo no va bien en la pareja. Quizá es el momento de reflexionar si merece la pena, o no, seguir adelante”.

Esta noticia, patrocinada por Lotería Nacional, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.

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