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CLAVES
Columna
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La insoportable levedad

Trump es una muestra de la capacidad del ser humano de repetirse infinitamente en la ignorancia, el error y el fracaso colectivo

Sandra León

 Donald Trump camina hacia el Despacho Oval de la Casa Blanca.
 
 JOSHUA ROBERTS/REUTERS
Donald Trump camina hacia el Despacho Oval de la Casa Blanca. JOSHUA ROBERTS/REUTERS JOSHUA ROBERTS/REUTERS

Asomarse a los acontecimientos pasados conduce a la insoportable levedad del ser. La que nos refleja de manera repetida, siglo tras siglo, en los mismos conflictos, dilemas y debilidades que atormentaban a los personajes de la tragedia griega. Todo acontece, circular y previsible, bajo una luna que Javier Marías describe en Así empieza lo malo como un testigo que dormita, con un ojo entreabierto y aburrido, sabiendo lo que pasará porque conoce las historias de los hombres antes de que sucedan.

Frente a esa visión circular del devenir humano pueden contraponerse explicaciones teóricas que intentan organizar el curso de la historia, la evolución de los países y sus sociedades, como un progreso lineal. Una es la teoría de la modernización, que predice la llegada de la democracia como el colofón de un periodo de crecimiento económico en las dictaduras. Otra es la idea de ciudadanía desarrollada por el sociólogo T. H. Marshall como una acumulación gradual de derechos: los civiles en el siglo XVIII, los políticos en el siglo XIX y los sociales en el siglo XX.

Sin embargo, el progreso, la linealidad y la idea de culminación que subyace en esas teorías no sólo no se ajustan bien a la experiencia democrática de ciertos países o a la manera en la que algunos sectores de la población, como las mujeres, ganaron sus derechos. Ni siquiera resisten en aquellos países que las inspiraron. Así, nadie parece a salvo del retroceso en libertades. Ni siquiera bajo las decisiones de un Ejecutivo elegido por un sistema, el democrático, que debería consagrarlas.

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El retroceso genera sorpresa. “¿Cómo hemos llegado a esto?”, se preguntaba hace unos días uno de los manifestantes contra Trump. Y no le falta razón para el asombro. El país que inventó un sistema político para controlar y limitar el poder y proteger la libertad individual se encuentra, siglos después, regresando a lo básico: la reivindicación de las libertades más elementales frente al abuso de poder.

Trump es una muestra de la capacidad del ser humano de repetirse infinitamente en la ignorancia, el error y el fracaso colectivo. @sandraleon_

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