L’Ermot 2015. Uvas son soles
TONI, ANNA, Júlia, Ton y Roc son una familia que ha decidido que el viñedo forme parte de sus corazones. Viven cerca de la casa en la que el abuelo de Toni se convirtió en masovero. Él, como su hijo y, ahora, su nieto, tenía dos cosas: ganas de trabajar y capacidad de aprender. Ambas les hicieron comprar parcelas yermas, malas para cultivar (ermot en catalán, de ahí el nombre del vino), que nadie quería. Con los años su sequedad, suaves pendientes y arcilla blanca se han convertido en un regalo para las cepas. Las tres generaciones cultivaron la viña de forma ancestral y la fruta que producen explota en la copa como la primavera en el campo, con los matices del verde y de la luz. Este vino los dibuja con sencilla alegría: el verde del musgo madrugador; el liquen al sol; la hierba espontánea; los pámpanos en la floración. Quien lo beba se asomará al panal en abril: zumbido de abejas, propóleo fresco y la miel de un invierno casi olvidado.
Ficha técnica
Celler la Salada, L’Ermot 2015
– Vino de mesa, con 13,5% de alcohol. Es un vino monovarietal de macabeo plantado por el abuelo del viñador, Toni Carbó, en suelo pobre
de solemnidad, arcillocalcáreo. La tierra no ha recibido nunca tratamiento químico y estas uvas fermentan libres en acero inoxidable. Reposan en él con sus lías unos cinco meses. Y a la botella. Sin más ni menos. Precio: sobre los 12 euros.
Sensaciones
– Herrumbre y viento, el vino vibra como las aspas de un molino: la frescura del agua, la intensidad del acero, el heno cercano. La harina espera impaciente la llegada del sésamo, el limón y el ajonjolí.
A través del cristal
– Bandeja de cerámica y termómetro de exterior de Jaime Beriestain. Decantador, copa para riesling y copa para chardonnay de la serie Air Sense Zwiesel 1872,
de Schott Zwiesel.
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