Normalizar lo básico
Son nuevos interrogantes en las relaciones intergubernamentales que nacen de la mayor fragmentación política
La vida es una cuestión de expectativas. Quien a todo aspira, no se colma. Y cuando nada se espera, recibir lo justo puede parecer un exceso. Éste es el ánimo con el que se ha acogido la celebración de la Conferencia de Presidentes. Tras cinco años de inactividad, el Gobierno ha despertado del letargo autonómico con tal despliegue de actividad y promesas que parece estar reinventando las relaciones intergubernamentales.
Pues no. Ya estaba todo ahí, solo que estaba pendiente: convocar la conferencia, la renovación del sistema de financiación, la elevación del papel del Senado o impulsar las comisiones bilaterales para que los conflictos competenciales se solucionen políticamente, y no en el Constitucional. Lo que ha pasado es que lo extraordinario en un Estado descentralizado se había convertido en normal. Y lo que debería ser normal, hoy parece extraordinario.
El Gobierno hace bien en atarse las manos para que eso no vuelva a ocurrir, comprometiéndose a que la conferencia se convoque anualmente y tenga un equipo técnico propio. Lo primero asegura que su funcionamiento no acabe dependiendo del talante del Gobierno de turno, como hasta ahora. Lo segundo copia lo que funciona en otros órganos de cooperación: que estén institucionalizados y cuenten con equipos técnicos y grupos de trabajo donde las discusiones quedan más aisladas de la interferencia política.
Una observación final sobre quién fiscaliza las negociaciones de la conferencia, en las que solo participan los Gobiernos. A diferencia de otros países, la mayoría de Parlamentos autónomos no puede supervisar los acuerdos que sus Ejecutivos firman con la Administración central. Con Gobiernos mayoritarios esto no supone un gran problema, pero cuando existen 15 Gobiernos en minoría la cuestión es: ¿pueden llegar a pactos sin que los avale una mayoría parlamentaria en su región?
Son nuevos interrogantes en las relaciones intergubernamentales que nacen de la mayor fragmentación política. Pero no habrá tiempo para atenderlos, porque en el modelo autonómico todavía seguimos demasiado entretenidos en normalizar lo básico.@sandraleon_
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