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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Se permiten golpes con moratones por 500 euros

Mientras el mundo avanza, Rusia retrocede. La nueva ley despenaliza golpear a la mujer

Berna González Harbour
Varias mujeres protestan en el día de la Mujer en San Petersburgo.
Varias mujeres protestan en el día de la Mujer en San Petersburgo.Getty

"Cuando el gato se divierte, el ratón llora”, dijo Savka con un suspiro, mientras la mujer a la que acababa de amar se dirigía inexorablemente hacia la paliza que su marido le iba a propinar como castigo. Ocurre en Agafia, uno de los fabulosos cuentos de Chéjov, el autor que tan bien retrató la Rusia de finales del siglo XIX. El protagonista de La dama del perrito,el más famoso de ellos, también suele pronunciar al hablar de las mujeres: “¡Esa raza inferior!”

Aquello fue hace más de un siglo y retrataba el maltrato, la violencia cotidiana, el alcoholismo, el servilismo y otros males del alma rusa de la época. El problema es que estos días, en 2017 y no en 1886 o 1899, como los dos cuentos citados, el Parlamento ruso ha aprobado la despenalización de la violencia doméstica. Pegar a una esposa será una infracción administrativa castigada con 500 euros de multa si es la primera vez que ocurre. Por ese mismo precio se puede llegar a causar moratones y rozaduras y solo si la tunda desemboca en lesiones más graves será una ofensa penal.

Mientras el mundo avanza hacia la progresión en derechos —o al menos eso creíamos hasta que triunfaron el Brexit y Donald Trump—, Rusia retrocede hacia el pasado. No es que hubiera dado pasos ejemplares en términos de violencia de género, pero la paliza doméstica estaba más penalizada que una en el exterior del hogar. Y los promotores de este cambio legislativo defienden que no se puede discriminar de esta manera a un agresor doméstico: “Si usted pega a su hijo, que se ha portado mal, puede ser condenado hasta a dos años de cárcel, mientras que si lo hace su vecino todo termina en un castigo administrativo”, asegura Yelena Mizúlina, promotora de la ley, que se escuda también en lo peor de la tradición: “En la tradición cultural de la familia rusa, las relaciones entre padres e hijos están construidas sobre la autoridad de los padres”. Mizúlina, por cierto, también promovió la legislación contra la “propaganda homosexual”.

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La ley aprobada en primera lectura se refiere a la violencia doméstica en general y no de género, pero todas las estadísticas recogen que es la mujer quien la sufre mayoritariamente. Entre 12.000 y 14.000 mujeres son asesinadas cada año en Rusia por sus parejas o familiares, según datos del propio Gobierno ruso. En España, el Tribunal Constitucional avaló en 2008 la mayor penalización que conlleva la violencia contra la mujer contenida en la Ley Integral contra la Violencia de Género de 2004. 2016 se cerró con el dato menos luctuoso en una década: 44 muertas, aunque ocho casos están aún bajo investigación.

La Rusia que invade Crimea, que espía para intervenir en las elecciones de la mayor democracia del mundo y que promueve bulos para desestabilizar Europa da también pasos contra los derechos de la mujer. De su nuevo amigo, Donald Trump, poco podremos esperar. Así que al menos, siempre nos quedará la literatura.

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Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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