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Qué mueve a... Kennedy Kirui

“Cuantos más problemas tienes, más soluciones encuentras”

El presidente del espacio de innovación keniano iHub, Kennedy Kirui, cree que una de las claves del éxito es la juventud de los creadores africanos

Ángeles Jurado
Kennedy Kirui, en el Forum de Tech Hubs España-África.
Kennedy Kirui, en el Forum de Tech Hubs España-África.Joan Tusell
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“Me llamo Kennedy Kirui y trabajo para esta increíble organización con sede en Nairobi llamada iHub”. Se presenta con una sonrisa alargada, que muestra paletas separadas y le eleva unas cejas circunflejas, justo bajo una frente amplia y sin arrugas. Es una de las estrellas del Forum de Tech Hubs España-África, organizado por Casa África a principios de noviembre. Viene en representación de uno de los espacios de innovación punteros del continente africano, en plena Silicon Savannah: iHub es, probablemente, el más popular de las incubadoras de innovación africanos y surge en un país que es punta de lanza de la revolución del dinero móvil y cuenta con más de 300 espacios de innovación tecnológica, entre otras cosas. Kirui anunciaría en redes sociales, sólo un mes más tarde, su intención de abandonar iHub tras cuatro años trabajando en la estructura. Sin embargo, en Gran Canaria, no dejó caer que planeaba un cambio, con un par de ofertas a la vista, un mes sabático para desconectar y reflexionar por delante y la necesidad de nuevos desafíos como motor.

IHub nace en 2010, más como comunidad que como una organización individual de carácter privado. “La idea era crear un espacio que la gente de la comunidad tecnológica de Kenia pudiera llamar su hogar”, especifica Kirui. Y recuerda que, antes de que existiera iHub, si un emprendedor en tecnología quería organizar algo o si necesitaba un espacio para una competición de start ups en Nairobi, tenía que alquilar un salón en un hotel. iHub ejerce hoy de pre-incubadora, espacio de trabajo y lugar para eventos.

Kennedy Kirui subrayó en Las Palmas de Gran Canaria que la tecnología en África es todavía un mercado joven: algunas de las compañías tecnológicas africanas más antiguas apenas llegan a la década de existencia. En otras industrias, se trataría de empresas inmaduras, pero se considera que son empresas estables y grandes en países como Kenia. La juventud del sector ejerce, a la vez, de ventaja y desventaja en un mercado competitivo y que bulle. “Tienes ideas poco realistas, 21 años apenas, todavía no te han roto el corazón”, enumeró Kirui, cuando caracteriza al emprendedor tecnológico keniano medio para la audiencia.

La necesidad es la madre de la ciencia. Especialmente en contextos africanos. Lo interesante en el ecosistema tecnológico keniano es que tiene que ver con estrujarse las conexiones neuronales para encontrar una forma de solucionar problemas. “Es más probable que soluciones un problema que te afecte y cuantos más problemas tienes, más soluciones encontrarás. En el momento en que no tengas este tipo de problemas es cuando es más probable que inventes cosas con lo que llamamos valor añadido”, dijo Kirui.

Mejorar la calidad de vida del ciudadano medio es la mayor inspiración en Silicon Savannah y los ejemplos son legión. Ante el recurrente problema de los atascos, podemos subirnos a un boda boda (una moto, en suajili) y flirtear con la muerte, pero parece más razonable buscar una ruta alternativa. Así nació My3Route, una aplicación de recoge y cruza datos de Twitter y Facebook para que el usuario sepa dónde evitar congestiones de tráfico y cómo llegar más rápidamente a su destino.

En el ecosistema tecnológico keniano hay que estrujarse las conexiones neuronales para solucionar problemas

En Kenia también triunfan las adaptaciones locales de proyectos internacionales, como Pay Pal, que tiene su gemelo tropicalizado en PesaPal. Safari.com, la empresa que se encuentra detrás de la exitosa M-Pesa, usa redes sociales para relacionarse con el cliente. Éste es un dominio en el que las empresas kenianas progresan a través de las conversaciones de Facebook y otras aplicaciones de mensajería instantánea, gracias a las que incluso pueden vender entradas y ofrecer servicios. M-Farm es una de esas aplicaciones que ayudan a mucha gente: en este caso, agricultores, comerciantes y clientes. Surge de un análisis de la cadena de distribución de los productos agrícolas que da como resultado la constatación de que los precios suben en el trayecto desde la granja a la cesta del consumidor y de que la distribución es poco eficiente. M-Farm no sólo dice al campesino a cuánto puede vender su fruta: crea un sistema de distribución que incluye la colecta, el mantenimiento en refrigeradores y los envíos bajo demanda.

Desafíos

“Una de las cosas interesantes que pasan en el ecosistema tecnológico keniano y entre los emprendedores de nuestro espacio es que la mayor parte de la gente es muy joven”, explica Kennedy Kirui. “Es gente que acaba de salir de la facultad, que tiene esta idea increíble que quiere probar y que quiere hacerlo ahora porque todavía tiene una red de seguridad. Cuando eres un poco mayor, puede ser que tengas una familia y que no quieras arriesgarte a que se vayan a la cama con hambre, así que tienes que intentarlo antes”.

Kirui afirma que esto funciona bien en la etapa de las ideas, pero se convierte rápidamente en un problema con el tema de las capacidades y que iHub se está saliendo un poco de su camino para ofrecer más formación en liderazgo, gestión, gestión de equipos, crecimiento de empresas. Además, señala que la juventud del mercado hace que algunas de las empresas más antiguas hayan logrado funcionar después de varios fracasos, pero todavía no puedan atraer a una masa crítica como para invertir en ellas.

“Otro tema interesante con el que nos enfrentamos viene de la perspectiva legal”, prosigue. “Y daré un ejemplo. Hay una compañía local en Kenia, llamada Bit-Pesa, que trabaja la criptomoneda. Hace cuatro meses que nuestro Banco Central declaró que la criptomoneda no se reconoce en Kenia y eso creo que tiene más que ver con que es algo un poco arriesgado y si va mal puede llevarse el dinero de la gente. Y vemos la misma mentalidad con una ley que se promulgó hace poco, la Ley ICT, que intenta regular este mundo al igual que, por ejemplo, se regula el de los médicos. Si estás en el ecosistema tecnológico, sabes muy bien que la regulación tiende a detener la innovación en vez de promoverla. Hubo muchas reacciones y afortunadamente tenemos un secretario de gabinete muy bueno, que era directivo de Google antes, y hemos podido echarla para atrás".

Otro desafío en el aspecto legal, tiene que ver con el acceso a la información. "Si, por ejemplo, tu start up trabaja basándose en los datos sobre los gastos del gobierno para proporcionarlos al público, no había un marco legal para ayudarte. Pero tenemos suerte y el Acta sobre el Acceso a la Información se aprobó hace poco, lo que significa que puedes ir al Gobierno o sus agencias y pedir que te pasen estos datos. Quizás pueden dártelos en pdf, pero por lo menos los tienes”, resume.

La innovación no llega sólo desde abajo. Los servicios gubernamentales se han incorporado al mundo en línea rápidamente y colaboran en crear una cultura de utilizar aplicaciones móviles y web. Un ejemplo muy bueno es iCitizen, que permite al ciudadano tener acceso a servicios del Gobierno en internet y realizar gestiones sin tener que desplazarse hasta una oficina, hacer cola y rellenar papeleo. O el pago de aparcamiento a través de aplicaciones en el móvil.

Sin embargo, el desafío que es probablemente más importante y difícil de sortear es el de las infraestructuras. Un ejemplo clásico para ilustrar esas dificultades son los problemas de una compañía local que se llama Sendit, un Uber para mensajería. Sendit permite conseguir un motorista, a la manera en que se consigue un Uber, para que tome un paquete y lo entregue en la localización que el usuario desee. “Uno de los desafíos con los que se encuentra Sendit es la falta de un sistema apropiado de direcciones, algo que también pasa con el comercio electrónico en Kenia”, contó Kirui. “Si voy a Jumia, probablemente la mayor compañía de comercio electrónico en África, tienen problemas para encontrarme también. No tengo una dirección”.

Hay límites a la innovación: si hay tráfico, no hay nada que pueda hacerse. Si no tienes dirección física, tampoco. Pero se están buscando maneras de sortear este tipo de dificultades y, sobre todo, de empujar el cambio en los responsables políticos, los encargados reales de lidiar con los problemas más graves.

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Sobre la firma

Ángeles Jurado
Escritora y periodista, parte del equipo de comunicación de Casa África. Coordinadora de 'Doce relatos urbanos', traduce autores africanos (cuentos de Nii Ayikwei Parkes y Edwige Dro y la novela Camarada Papá, de Armand Gauz, con Pedro Suárez) y prologa novelas de autoras africanas (Amanecía, de Fatou Keita, y Nubes de lluvia, de Bessie Head).

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