Con o sin Senzia
Hace un año Oxfam Intermón lanzó una nueva gama de cosmética natural, llamada Senzia, con certificación Natrue. Natrue (de natural y true, verdadero en inglés) es el sello más estricto para certificar los productos cosméticos naturales. Tan estricto que garantiza que el cosmético no contiene fragancias sintéticas ni colorantes ni derivados del petróleo ni aceites de silicona ni sus derivados, ni ingredientes modificados genéticamente (en cumplimiento de la regulación de la EU). En fin, que es natural natural, como deberían ser todos los productos de su género. ¿Por qué los sellos certifican sólo las bondades? ¿No sería más práctico incluso que hubiera sellos para señalar claramente con el dedo a los que están infringiendo las reglas del juego, jugando con nuestra salud y con la del planeta?
Eva García nos presentaba la nueva gama Senzia hace un año aquí en el blog. Y las bondades de Senzia van más allá de las que atesta Natrue. A la lista de certificaciones hay que añadirle dos más: la de comercio justo y la de Eco-control. Es decir, la cosmética Senzia ha sido producida según los criterios del comercio justo, que garantizan, entre otras cosas, que los trabajadores y trabajadoras cobran un salario justo. Y el sello Eco-control por su parte garantiza que las materias primas de Senzia provienen de la agricultura ecológica.
Así que Senzia es una alternativa muy válida en estas fechas como regalo de cosmética de calidad y alternativo. ¿Qué más le podemos pedir a un cosmético? ¿Que tenga una oferta variada? Pues tenerla, la tiene. Existen cinco líneas de productos : los hechos a base de argán son hidratantes ; los de rosa mosqueta, regeneradores ; los de aloé vera, purificantes ; los de karité, nutritivos ; y los de moringa, rejuvenecedores. Cada línea propone varios productos, como por ejemplo aceite corporal, jabón en pastilla, crema de manos o aceite puro. La rosa mosqueta quedará por siempre grabada en mi memoria. Creo que durante mi primer embarazo me convertí en la mayor consumidora de rosa mosqueta en varios kilómetros a la redonda. La de masajes que llegué a darme a mi pobre vientre hiperdilatado. Y aún hoy recuerdo la sensación de alivio y frescor que el aceite de rosa mosqueta producía en mi pobre piel castigada. Ahí queda el consejo para las embarazadas.
Creo interesante sacar a relucir este tema de la cosmética justo ahora en Navidades cuando la publicidad está copada por la «sección perfumería». No me gustan nada esos anuncios que exhiben cuerpos, a veces incluso de famosillos, anuncios que contratan a una banda de música estridente y sitúan su pretencioso cortometraje publicitario en escenarios grandiosos y míticos para a fin de cuentas venderte una colonia o una crema, simple y llanamente. Mucho ruido y pocas nueces. No quiero que me cieguen la vista con tanta luz y tanto humo. Prefiero que me dejen los pies en el suelo y me permitan no soñar sino conocer la historia del producto, la real, no la que me explica el publicista de turno que raya casi la ciencia ficción. No quiero rostros embellecidos por el maquillaje y por el efecto de los focos plantados ad hoc en el set de rodaje. Puestos a imaginar, prefiero imaginarme las caras reales de las mujeres productoras, caras curtidas bajo el sol y bajo la lluvia.
El caso de Senzia es sólo un ejemplo de cómo podemos posicionarnos frente a las compras navideñas, y no sólo en lo que respecta a los cosméticos. ¿Vamos a sucumbir al poder casi hipnotizante de la publicidad, ese mal mayor al que hemos permitido que invada incluso lo más sagrado para nosotros : nuestra intimidad, nuestro hogar? ¿O vamos a pensar y decidir por nuestra cuenta y riesgo aun a riesgo de ir contra corriente? Ya que vamos a comprar por Navidad, ¿por qué no optar por un producto bueno por dentro y bueno por fuera, sin espejismos de publicista de por medio, bueno para el que lo produce y bueno para el que lo compra? Senzia no viene anunciado a bombo y platillo por una campaña de publicidad de millones de euros pero viene recomendado por los mejores padrinos en este mundillo de la cosmética, los sellos de certificación. ¿En quién vas a depositar tu confianza?
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