Cooperación Española: razones para el optimismo
Los cambios en el Gobierno y en el Parlamento sugieren oportunidades para la ayuda y los refugiados
Ayer Chema Vera, director de Oxfam Intermón, publicaba en este blog una entrada dura y articulada reclamando la responsabilidad del nuevo Gobierno en materia de cooperación y solidaridad internacional. No exagera un ápice. Cuatro años más prórroga de una estrategia de tierra quemada han magnificado los retos en cada uno de los frentes de este debate: político, institucional y presupuestario. Desde la desfibrilación financiera hasta la aplicación de los ODS, pasando por la reforma de la AECID, la elaboración del Plan Director y la vergüenza torera humanitaria, la lista de asuntos pendientes es abrumadora.
Con todo, creo que tenemos razones para ser optimistas. Me dirán ustedes que soy víctima del espíritu festivo y de la sidra achampanada, pero las primeras semanas de esta legislatura contienen algunas luces a las que me gustaría agarrarme. La primera de ellas está relacionada con los nombramientos en el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, empezando por el Secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Fernando García Casas. En la fauna diversa que compone el cuerpo diplomático español, García Casas es uno de los que han estado expuestos de manera directa a la ayuda al desarrollo y comprende su relevancia en la acción exterior de España. Si a esto se une un estilo abierto y dialogante, tal vez los nuevos responsables políticos y técnicos de la Administración sepan aprovechar la fuerza de un sector que fue arrinconado durante la pasada legislatura.
También hay buenas noticias en la bancada de la oposición. Tanto el PSOE como Podemos -con los respectivos matices- han hecho de este asunto uno de los ejes de su estrategia en política exterior y es de esperar que lo lleven de manera tangible a su actividad parlamentaria (ya saben que pueden seguir el detalle de este trabajo a través de la fabulosa herramienta TIPI). Pero incluso Ciudadanos puede darnos alegrías, como quedó claro la semana pasada durante el encuentro de varios parlamentarios con los responsables del Fondo Mundial contra el SIDA, la Malaria y la Tuberculosis: su portavoz en la Comisión de Sanidad, el Dr. Francisco Igea, hizo una defensa apasionada de la cooperación en salud global que ya me gustaría escuchar en los demás partidos.
.@FranciscoIgea @CiudadanosCs: "Cómo sustituir discurso egoísta d Estado-nación por el d un país abierto al mundo gracias a la cooperación?"
— Gonzalo Fanjul (@GonzaloFanjul) December 13, 2016
Tampoco hay que volverse locos. Es indudable que la limitación del gasto público seguirá siendo un serio obstáculo, tanto como el aparente desinterés de un Partido Popular que parece haber borrado esta política de su menú de opciones. Y, ciertamente, no es nada fácil reformar organizaciones como la AECID, que han estado varadas en la abulia institucional durante demasiados años. Pero las personas cuentan y mucho. Y las que tenemos ahora a uno y otro lado de las bancadas parlamentarias tienen los mimbres para intentarlo. Para muestra, vean (hasta el final) el intercambio que se produjo ayer en el Congreso entre la diputada socialista Meritxell Batet y el Ministro Alfonso Dastis a propósito de las cuotas de refugiados comprometidas por España. Después de cinco años de aislacionismo y de leer en estos días declaraciones indecentes como la del concejal madrileño Percival Manglano, el tono de la pregunta y la sencillez de la respuesta son el anuncio de un pequeño regalo de Navidad. Y no les quepa duda de que lo exigiremos.
Muy felices fiestas a todos.
#SesiónDeControl @AmbBatet, de @gpscongreso, pregunta a @AlfonsoDastisQ, de @MAECgob, por medidas ante la emergencia de refugiados en Europa pic.twitter.com/dpAU4N1O6R
— Congreso (@Congreso_Es) December 21, 2016
Vídeo del Congreso de los Diputados
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