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La segunda vida de los elefantes víctimas de malos tratos

Wildlife SOS ha rehabilitado más de 620 osos bailarines en India

Tiziana Trotta
Lakhi, elefante rescatado por Wildlife SOS.
Lakhi, elefante rescatado por Wildlife SOS.Wildlife SOS
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Laxmi está a dieta. Hasta ahora ha perdido alrededor de 1.800 kilos, pero aún le sobran unos cuantos. Esta elefanta de 20 años fue rescatada en 2013 por la asociación india Wildlife SOS y ahora vive en el refugio de la organización en Mathura, a unos 50 kilómetros de Agra y su célebre Taj Mahal, junto a otros 22 paquidermos víctimas de malos tratos.

“Durante su cautiverio fue obligada a mendigar y se nutría de dulces y otra comida recogida de la basura. Cuando la rescatamos, estaba tan gorda que no podía ni andar”, recuerda Suvidha Bhatnagar, del equipo de Wildlife SOS. Su vida es ahora muy distinta: come forraje y fruta, realiza largos paseos dos veces al día, juega en la piscina y recibe regularmente cuidado veterinario.

Su historia de abusos no es un caso aislado. Suraj, un elefante con una sola oreja de 45 años, compartió una experiencia parecida, encerrado en un templo de Satara, en el Estado de Maharashtra, hasta su rescate el pasado mes de diciembre. El equipo encargado de su liberación lo encontró malnutrido y deshidratado, amarrado con cadenas en un espacio reducido y oscuro, con el cuerpo cubierto de heridas.

Muy a su pesar, la verdadera estrella del lugar es Raju. Los vídeos de su liberación en diciembre de 2014 se difundieron rápidamente en internet causando conmoción por las lágrimas que el paquidermo derramó mientras lo rescataban. Raju pasó medio siglo trabajando con los tobillos rodeado por cadenas y pinchos que le penetraban la carne y la violencia recibida le han causado heridas crónicas y artritis. “Su rescate fue muy emotivo para todo el equipo”, recuerda Bhatnagar. “Sabía que le estaban poniendo en libertad y echó a llorar. Tenía abscesos y heridas en las uñas, intentaba esquivar el hambre comiendo papel y plástico”.

Wildlife SOS estima que hay aún alrededor de 67 elefantes que actúan en circos en la India y pretende ponerlos en libertad cuanto antes. La pequeña Peanut, la inquilina más jóven del santuario animal, fue uno de ellos. Se vio obligada a exhibirse bajo una carpa, objeto de malos tratos y escasos cuidados durante seis años, hasta abril de 2015. El destino, sin embargo, se ensañó más con Suzy, que pasó unos 60 de sus 65 años actuando en un circo. La mayor de los habitantes del refugio hoy pesa apenas 2.400 kilos y lleva como marca de su pasado una completa ceguera. Anda despacio, parando de vez en cuando para comprobar que el cuidador sigue a su lado y se guía arrastrando la punta de la trompa cerca del suelo.

Wildlife SOS estima que aún hay alrededor de 67 elefantes que actúan en circos en la India

En la India, vive alrededor del 60% de la población mundial de elefantes asiáticos y su preservación es crucial para la supervivencia de la especie en la zona sudeste del continente. Más pequeños que sus homólogos africanos y con orejas de tamaño más reducido, suelen vivir entre 60 y 70 años, durante los cuales consumen hasta 250 kilos de comida (hierba, raíces, forraje y fruta) al día. Pese a ser considerados una representación del dios Ganesha y símbolos de buena suerte en el sur del país, en el norte muchos de ellos son víctimas de cazadores furtivos y se ven obligados a dejar su entorno natural para desplazarse en las ciudades para realizar trabajos físicos, procesiones, exhibiciones, entretenimiento y mendigar. En el mundo apenas quedan entre 40.000 y 50.000 ejemplares de esta especie, menos de la mitad de los más de 100.000 de principios del siglo pasado, según datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

Wildlife SOS trabaja con una ambulancia especial adaptada al tamaño y a las necesidades de los paquidermos. Las operaciones de rescate se ponen en marcha tras recibir llamadas de alerta y cuentan con la cooperación de las autoridades locales, aunque los trámites burocráticos requieran mucho tiempo y ralenticen las intervenciones. Otro gran obstáculo para el trabajo, según Bhatnagar, es la dificultad para obtener fondos, que en su mayoría provienen de donantes individuales o desde el extranjero.

La experta considera que la toma de conciencia hacia los problemas del medio ambiente está penetrando rápidamente en la sociedad india y destaca que la normativa del país para la protección animal es una de las más avanzadas del mundo. “Aún existen lagunas y defectos que hay que subsanar o poner al día”, admite. “Las leyes y los castigos tienen que ser más severos para desalentar los abusos y se necesita un serio compromiso por la implementación y aplicación de estas medidas”.

Raju se hizo famoso en la red por las lágrimas que derramó mientras le rescataban tras 50 años de esclavitud

Aunque el proyecto de rescate de los elefantes arrancó en 2009, Wildlife SOS empezó a dar los primeros pasos en 1995, comenzando una cruzada que concluiría con la erradicación de la práctica de los osos bailarines. La asociación ha logrado rehabilitar más de 620 ejemplares, forzados a exhibirse en las calles a través de una aguja gruesa incandescente clavada en el hocico y unida a una cuerda en las manos de su amo. Ahora viven en cuatro santuarios repartidos por el país.

Wildlife, que cuenta con una sede en Reino Unido y otra en EE UU, rescata también otros animales, como leopardos, monos y reptiles, gracias a acuerdos de cooperación con las autoridades de nueve estados. Los ejemplares intervenidos reciben atención veterinaria y, si su estado de salud lo permite, se devuelven a su entorno natural o, en caso contrario, se trasladan a uno de los refugios de la asociación.

La organización lleva a cabo, además, actividades de sensibilización, iniciativas para reducir la huella de carbono e investigación sobre biosfera. Cuenta con una unidad especializada en la lucha contra la caza furtiva y el comercio ilegal de fauna, una actividad que genera cada año unas ganancias estimadas de entre 8.000 y 10.000 millones de dólares, una cifra solo por detrás de los narcóticos en el mercado negro.

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Sobre la firma

Tiziana Trotta
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, principalmente en Planeta Futuro y en la Mesa Web. Es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de Urbino (Italia), Máster en Ciencias Históricas, Filológicas y de las Religiones por la Universidad Sorbona (Francia) y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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