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¿Roen los ratones los cables de los aviones?

Iberia y Air Europa paralizan una veintena de investigaciones sobre el sufrimiento humano al negarse a transportar animales de laboratorio. Sus argumentos no son sólidos.

Javier Sampedro

Por si no tuviéramos bastante con los recortes en investigación y desarrollo, ahora tenemos paralizados 20 proyectos científicos destinados a luchar contra el párkinson, el huntington, la esclerosis lateral amiotrófica, la diabetes, la obesidad, las dolencias renales, la hiperoxaluria, la leishmaniasis, la artritis y la epilepsia, sobre todo en las universidades y hospitales de las Canarias. La razón es que las únicas dos compañías aéreas que transportan cargas entre la península y las islas, Iberia y Air Europa, se niegan a trasportar animales de laboratorio aduciendo que "en el caso de que se fugue un grupo de estos roedores, podría ocasionar daños en el cableado del avión y afectar a la operación del vuelo", como puedes leer en Materia. Los científicos sospechan más bien que las compañías aéreas están respondiendo a presiones de los grupos animalistas, pero no pueden probarlo. Entretanto, las enfermedades pueden esperar.

Entre las múltiples razones por las que se han estrellado los aviones en los últimos 15 años –esbirros de Bin Laden, misiles despistados, copilotos depresivos—, de momento no figura el hábito de comer cables que parecen tener los roedores. Cuando ocurre un accidente de aviación, las compañías aéreas se apresuran a destacar, con toda la razón, que sigue siendo mucho más probable morir en un coche que en un avión. La probabilidad de morir por culpa del conocido hábito que tienen los ratones de roer los cables de los aviones no debería contarse entre las primeras preocupaciones de un ciudadano medio, que tiene mucho más fácil perecer de cualquiera de las enfermedades citadas en el primer párrafo. Sobre todo si impedimos a los científicos que las investiguen.

Existe un debate genuino sobre los animales de experimentación. Los laboratorios de todo el mundo, incluida España, han introducido importantes mejoras en sus condiciones de vida –y de muerte—, y la investigación en simulaciones computacionales y en cultivos de células humanas promete ir sustituyendo paulatinamente algunos de los ensayos que ahora requieren animales por otro tipo de modelos. Pero, que sepamos, nadie ha invitado a las compañías aéreas a intervenir en ese debate. La investigación de las enfermedades humanas sigue dependiendo críticamente del uso de animales de laboratorio, y los modelos transgénicos son cada vez más importantes. Quizá haya que diseñar un ratón sin dientes para calmar la ansiedad de los abogados de las compañías. Mientras llega esa innovación, disponemos de una herramienta bastante segura para evitar que los ratones se coman los cables de los aviones. Se llama jaula. Las hay con cerrojos muy buenos.

*LA CIENCIA DE LA SEMANA es un espacio en el que Javier Sampedro analiza la actualidad científica.Suscríbete a la newsletter de Materia y lo recibirás cada sábado en tu correo, junto con una selección de nuestras mejores noticias de la semana.

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