Enchufa la tele y disfruta con el videojuego de tus hijos
Este viernes 28 Netflix estrena 'Skylanders Academy', la primera serie con su sello basada en un juego
Probablemente no recuerdes ya esa sensación, si eres padre. Ahora, como madre, tal vez veas lejanos los días en que actuabas como si pudieras charlar con tus juguetes, y ellos entre sí. En eso, precisamente, consiste Skylanders: juguetes que cobran vida, figuras que encerradas en una jaula ovalada conectada por USB a una videoconsola se convierten en personajes en la pantalla que manejas con un mando. Y, ahora, la saga de Activision Blizzard que ha recaudado ya más de 2.750 millones de euros se transforma para sentar juntos delante de la tele a niños y a vosotros, padres y madres. El próximo viernes 28 de octubre se estrena Skylanders Academy, la primera serie con sello original de Netflix adaptada de un videojuego.
Las Skylands y sus pobladores en cifras
Desde que en 2011 apareciera La aventura de Spyro hasta los más recientes SuperChargers, Battlecast e Imaginators, la saga Skylanders acumula más de 14.000 millones de horas de juego.
Los más de 500 millones de usuarios mensuales de los que presumen, además de jugar, han dedicado 1.500 millones de horas a ver vídeos o contenido relacionado en la Red.
Se han vendido más de 250 millones de unidades de las figuras, los juguetes que cobran vida en la consola, de los 300 personajes que pueblan las islas flotantes de Activision Blizzard. Uno de los últimos populares en incorporarse, Crash Bandicoot, que desde los noventa protagonizó sus propios videojuegos de plataforma, podría aparecer ya en esta primera temporada de la serie de Netflix.
Cuando los hermanos Guha y Karthik Bala concibieron Skylanders tenían claro a lo que aspiraban, querían ser el Pixar de los videojuegos y (aunque por cierto, son ya más rentables) la referencia demostró ser certera. La serie Skylanders Academy, capitaneada por Eric Rogers, culpable junto a Matt Groening de Futurama, y producida por Stacey Sher, que acompañó a Quentin Tarantino de Pulp Fiction a su último filme, Los odiosos ocho, habla con soltura el idioma de los niños a los que se dirige y sabe, a la vez, interpelar los padres. ¿A quién no le preocupa que sobreproteger a los niños termine por hacerlos fracasar? ¿Te ha dolido castigar a tus hijos? Las relaciones están bien trabadas y los personajes, a pesar de ser arquetipos, encarnaciones de ciertos valores —todo gira alrededor de la amistad y el trabajo en equipo, como reconoce la también productora Coco Francini—, están provistos de personalidades complejas que traen a escena reflexiones complejas; saben reírse de sí mismos y cabe, incluso, la ironía. En el debe, uno remontable: los roles femeninos siguen pareciendo comparsas, complementos.
De pasar de los polígonos y píxeles del videojuego a los más redondos seres televisivos se ha encargado el estudio de animación parisino TeamTo. Diseñaron todo de cero, abocetaron las formas y, sobre todo, se esforzaron por hacer que la vanidad del dragón Spyro, la torpeza de Eruptor y la audacia de la ninja huérfana Stealth Elf se apreciaran en sus gestos, en sus posturas. La serie, que tiene confirmadas dos temporadas, 26 episodios que se emitirán en 190 países y en 23 idiomas, supuso para TeamTo según su director, Guillaume Hellouin, 72 semanas de jornadas maratonianas de un equipo compuesto por 160 animadores. El resultado es una factura de una calidad portentosa, propia solo, asegura Hellouin, de las grandes producciones de cine.
Para destacar las virtudes de esta sinergia entre videojuegos y serie Stacey Sher recurre a un ejemplo: Harry Potter. Los libros tuvieron el mérito de inculcar el hábito de la lectura a legiones de niños y adolescentes, pero ese éxito se vio acrecentado con la aparición de las películas y más tarde hasta del parque temático. La butaca de cine no solo abría el apetito a la espera de la siguiente novela, sino que trasladaba el vívido colegio del mago a otras audiencias de otras edades y perfiles. Ahí reside para Sher el quid de que Skylanders Academy triunfe o no, debe conseguir traducir para las familias ese mundo en el que los niños juegan con la videoconsola. Francini lo resume de forma sencilla: “En el juego pelean, en la serie Spyro, Eruptor y los demás cocinan, estudian, sueñan…”
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