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Caudalie, la uva más allá del vino

Mathilde Thomas, fundadora de Caudalie, ha dedicado su vida a estudiar las propiedades 
de la vid para hacer cosméticos.
Mathilde Thomas, fundadora de Caudalie, ha dedicado su vida a estudiar las propiedades de la vid para hacer cosméticos. Jordi Socías
Aurora Intxausti

Matilde Thomas, hija de los propietarios de unos viñedos que rodean la finca Château Smith Haut Lafitte de Burdeos, nunca pensó que su futuro estaba escrito en aquellas cepas. Sentada hoy en uno de los salones del hotel familiar Les Sources de Caudalie, cerca de las uvas que observaba en su juventud, Thomas (Grenoble, 1971) habla con pasión de sus inicios y cuenta cómo la marca de cosmética que lanzó hace poco más de dos décadas se ha hecho un hueco entre las grandes compañías de belleza natural del mundo. Su premisa: “No es necesario sufrir para estar mejor, lo que pretendemos es que el paso del tiempo mejore la calidad de la piel”.

Todo comenzó durante un paseo por los viñedos en plena recolección. La joven Mathilde, que entonces tenía 21 años, charlaba con su pareja, Bertrand Thomas, y con Joseph Vercauteren, director del laboratorio de farmacognosia de la Universidad de Montpellier. “¿Qué hay en esas cubas?”, preguntó Vercauteren. “Los restos del prensado de la uva”, respondió ella. “Ustedes pueden tirar lo que quieran, pero lo que tienen en esos recipientes vale millones de euros”, aseveró el profesor. Aquella información amplió los horizontes de Mathilde y Bertrand, ambos licenciados en Administración de Empresas. Ella siempre quiso dedicarse a la cosmética; él deseaba crear un negocio.

Detalle de un racimo y establecimientos propios que la firma tiene en París.

A partir de ahí, marido y mujer, en colaboración con Vercauteren, comenzaron a estudiar las propiedades de la vid y descubrieron los beneficios que tenían los restos de la uva en la piel. Fundaron Caudalie en 1995 y juntos lanzaron tres diferentes patentes de cosmética para extraer, estabilizar y utilizar en cosméticos polifenoles, resveratrol y viniferina, todos activos extraídos de la vid. “Bertrand recorría farmacia a farmacia para poder introducir nuestras cremas. Luego iba yo y se lo mostraba a los clientes. Fue costoso, pero sabemos el recorrido que realizan cada uno de los productos que sacamos al mercado”, explica Mathilde Thomas.

La marca ha exportado la vinoterapia a otros hoteles de lujo,, como el que tiene la firma de vinos Marqués de Riscal en la Rioja Alavesa.

Un proyecto, un préstamo familiar y muchas ganas de aventurarse en el mundo de la cosmética están detrás de esta fórmula de éxito: Caudalie gestiona en Francia una fábrica con 600 empleados y factura más de 100 millones de euros. Y no todo acaba en las cremas: la firma también se ha especializado en tratamientos corporales con uva y cuenta con diferentes establecimientos de lujo en varias capitales del mundo. Así, desde 1999, Mathilde Thomas ha logrado que el término vinoterapia se relacionase con sus spas. El primero de ellos fue Les Sources de Caudalie, que se encuentra dentro del exquisito hotel situado en la finca donde ella creció, al sur de Burdeos, y que regentan su hermana y cuñado. También cuenta con un restaurante con dos estrellas Michelin dirigido por el chef Nicolas Masse. No es raro ver a cocineros recogiendo a primera hora de la mañana los productos de las huertas que van a utilizar ese día.

El hotel Les Sources de Caudalie, en Burdeos, cuenta con un spa en el que se ofrecen tratamientos con uva.

Los cosméticos Caudalie, que tienen fundamentalmente las farmacias como puntos de venta (aunque en algunos países cuentan con sus propios centros), ya han dado el salto a Estados Unidos y Asia. La última novedad que han lanzado al mercado ha sido Caudalie Resveratrol Lift, una crema reafirmante en cuya elaboración ha trabajado el prestigioso genetista americano David Sinclair, investigador de los mecanismos biológicos de la edad y profesor de Harvard.

En los últimos años, la familia Thomas, con tres hijos pequeños, ha estado viviendo en Estados Unidos y Asia para conocer bien los lugares en los que querían implantar la compañía. Cumplido el objetivo, explica la emprendedora, regresan a su país de origen. Es hora de volver a los paseos en bicicleta con sus hijos por las proximidades de Les Sources o en los parques de París.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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