Duendes
Un partido político está compuesto por muchos militantes y unos pocos dirigentes, no por unos pocos dirigentes enemistados con la mayoría de sus militantes
Cospedal se defiende diciendo que los escándalos de la trama Gürtel sucedieron hace muchos años. Es un mal argumento porque en los países católicos los milagros nunca se olvidan. En Irlanda, los duendes entierran ollas repletas de monedas de oro en las praderas. En España, florecen los coches en los garajes y los cuartos de millón de euros en las cuentas corrientes. El fiscal admite que el PP ignoraba el origen ilícito del dinero que se gastó sin preguntar de dónde venía. ¿Qué harían ustedes si un buen día se encontraran unos cuantos miles de euros de más en su cuenta corriente? ¿Se los gastarían sin preguntar, como si les hubieran regalado en el trabajo una tarjeta black, o gratis total, que es más castizo? Hasta ahora, en España, los gallegos creían que las brujas existen. Hoy nos piden a todos que creamos en los duendes por nuestro bien, para no comprometer la formación de un Gobierno dispuesto a trabajar duramente por el bienestar del país. Por eso, el presidente de la gestora del PSOE dice que en este momento —¿y cuándo, si no?— no se debe levantar una barricada ética contra el PP, y luego se queja de que fuera de su partido le entienden mejor que dentro. Fernández también debe de haberse convertido a la fe de los duendes, porque de lo contrario es difícil comprender su discurso y, más aún, su voluntad de permanecer en el cargo. Un partido político está compuesto por muchos militantes y unos pocos dirigentes, no por unos pocos dirigentes enemistados con la mayoría de sus militantes. La gestora no debería confiar en los duendes que tanto han favorecido al PP, porque su especialidad son las monedas de oro. Fabricar socialistas españoles partidarios de entregar el Gobierno a la derecha les va a resultar mucho más difícil.
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