El Mar Menor desde otro ángulo

COMO CUANDO abres un higo, el contraste entre el interior y el exterior de esta vivienda es extremo”, explica el arquitecto Javier Peña. Le da la razón el diálogo entre la rusticidad del hormigón externo –preparado para soportar dignamente el paso del tiempo sin recurrir a la pintura ni al mantenimiento– y el interior colorista, transparente y luminoso. Más que la casa del dueño de una pescadería de 40 años y su hijo enclavada en Los Alcázares (Murcia), parece el reino de una piscina que atraviesa la primera planta, organiza la distribución de las habitaciones y se ve desde todas las estancias, convirtiéndose en la auténtica dueña del edificio. Es cierto que su lámina de agua interactúa con los reflejos de los diversos vidrios coloreados, pero lo fundamental es que hace de filtro energético dando lugar a un microclima que logra rebajar la temperatura del verano. Javier Peña, que dirige el estudio Xpiral en Murcia, habla de un espacio que sirve como refugio para aislarse del demoledor paisaje posburbuja que ha colonizado el Mar Menor.