_
_
_
_

Refugio noruego junto al mar

El tejado, de hormigón reforzado para impedir grietas, crea un diálogo con la roca. El atrio es el lugar más utilizado en verano.
El tejado, de hormigón reforzado para impedir grietas, crea un diálogo con la roca. El atrio es el lugar más utilizado en verano.Ivar Kvaal y Kim Müller

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Esta pequeña fortaleza en la costa del país nórdico, enclavada entre las rocas y la vegetación, resguarda a sus inquilinos del azote de los vientos.

EL ARQUITECTO noruego Svein Lund y su familia son los propietarios de Knapphullet, un refugio que anida entre rocas y una densa vegetación. La vivienda, de 30 metros cuadrados, es el anexo de una casa de verano ubicada en un lugar accesible solo por barco o por un camino agreste. El enclave, que ofrece el paisaje típico de la costa sur de Noruega, se halla en una zona azotada por fuertes vientos que dificultan la posibilidad de relajarse al aire libre. Así, para refugiarse de las inclemencias del tiempo, el estudio Lund Hagem, cofundado por el dueño de la casa, concibió este espacio de forma que la misma vivienda actuara como pantalla formando un patio exterior protegido del viento.

Knapphullet se inspira en las casas tradicionales del país nórdico, a menudo erigidas en lugares resguardados donde haya luz natural. Este proyecto partió de la construcción de una rampa escalonada que ascendiera desde el terreno para que pudiera verse el mar. En el interior, las vistas están limitadas por la naturaleza: pueden observarse la textura de la roca y los cambios en la vegetación.

En este rincón del mundo, la luz brilla en verano todo el día. “En Knap­phullet, el patio recibe el sol de la mañana y la terraza se abre al de la tarde. El uso de claraboyas aprovecha las largas horas de luz diurnas y, cerca del risco, una apertura en el tejado permite que la claridad del día penetre también en la entrada y el cuarto de baño”, explica Hagem.

El techo, cubierto con tiras de roble entretejidas, cubre el revestimiento de barro negro empleado para mejorar la acústica de la casa. La mesa es un diseño de Jean Prouvé, y las sillas, del danés Verner Panton.pulsa en la fotoEl techo, cubierto con tiras de roble entretejidas, cubre el revestimiento de barro negro empleado para mejorar la acústica de la casa. La mesa es un diseño de Jean Prouvé, y las sillas, del danés Verner Panton.Ivar Kvaal y Kim Müller

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_