Inma Bermúdez & Lorenzo Meazza, los ideólogos del lavabo estrella de Ikea
LA DISEÑADORA Inma Bermúdez dice que se lo montó “a la española”. ¿Cómo? “Empecé a contar lo buena que era y a desplegar mis plumas de pavo real con el carácter extrovertido que se supone que tenemos”. Y coló. Quizá porque la puesta en escena era en un país frío, Suecia, el epicentro de Ikea. Había mandado un currículo, buscaban a alguien y la cogieron en prácticas en invierno de 2007. Hasta hoy.
Lorenzo Meazza, responsable de interiorismo, recaló en la multinacional sueca seducido por su diseño y lleva ya más de 13 años. Y aquí están ambos, en la megatienda recién inaugurada de Alcorcón. El trabajo de Lorenzo consiste en “inspirar”, colocar los productos de forma que se los lleven aunque no hagan falta. Bermúdez se estrenó con el lavabo Lillangen y a Meazza le costó poco venderlo. “Lo tenía todo, no había nada parecido en el mercado, fue un éxito inmediato”. Le siguieron más objetos, como la lámpara Vanadin. “Me encantó, era superfemenina y un guiño al pasado, parecía de ganchillo”, celebra Meazza. Bermúdez devuelve el halago. “Lorenzo la puso encima de una mesilla, le añadió valor al sacarla de contexto, complementó mi parte”.
¿Cómo superan la presión de estar bajo el escrutinio de millones de ojos? Ella: “Hago yoga, vivo en el campo, tengo un huerto... [risas]. Ir a casas de amigos y encontrar mi lavabo es una sensación increíble, eso solo pasa con Ikea”. Él: “Contar historias a través de un objeto no es un trabajo para mí, es una pasión, y una gran satisfacción cuando la gente te dice que le ha gustado. Luego, yo también vivo en el campo…” [más risas].
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