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Marruecos no quiere ni una bolsa de plástico

Rabat afronta el desafío de hacer cumplir una ley que combate un hábito muy arraigado

Francisco Peregil
Recogida de firmas y cambio de bolsas de plástico por una de tela, en una campaña celebrada por una Cataluña libre de bolsas de plástico.
Recogida de firmas y cambio de bolsas de plástico por una de tela, en una campaña celebrada por una Cataluña libre de bolsas de plástico. Jose Maria Tejederas Chacon

El 1 de julio Marruecos debería enterrar las bolsas de plástico en el pasado. Quedará prohibida su fabricación, importación, exportación, comercialización y uso. Ni siquiera pagando por ellas debería conseguirse estas bolsas en los súper. Lo cual es como quitarle a un fumador sus dos paquetes diarios de tabaco. Hay quienes dudan de que un hábito tan arraigado vaya a desaparecer de la noche a la mañana. Y recuerdan que aunque el Parlamento aprobó en 2008 una ley que prohibía fumar en los lugares públicos, después de ocho años aún está pendiente de publicarse la norma en el Boletín Oficial. La cobardía de los gobernantes y la fuerza de las multinacionales del tabaco siguen facilitando que hoy en día pueda fumarse en comercios, restaurantes, trenes, cines, tribunales y salas de espera.

En el caso de las bolsas, la ley se aprobó en diciembre de 2015 y debería entrar en vigor en julio. Ahora es el mismísimo rey Mohamed VI quien ha puesto gran empeño en que se cumpla la norma. Tal vez influya el hecho de que en noviembre Marrakech acogerá la cumbre climática COP22 y Marruecos se está volcando en ofrecer una buena imagen. Para concienciar a los ciudadanos, el Gobierno ha promovido una campaña de “Bolsas Cero”, donde varios famosos posan con cestos de mimbres y bolsas de tela.

Hace ya tres años que Mauritania tomó la iniciativa en el Magreb para limpiar el país de bolsas, por delante de Argelia y Túnez, que baraja también la prohibición. En Mauritania la gente tiraba las bolsas de basura en el desierto y el viento las devolvía a la ciudad. Las cañerías se atascaban y se producían inundaciones en Nuakchot, la capital. Además, las cabras se las comían y el 80% de los bovinos llegaban al matadero con bolsas en el estómago.

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En Mauritania la ley tuvo un efecto benéfico inmediato. Marruecos no quiere quedarse atrás.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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