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Esterilidad masculina: ponga firmes a sus 'soldaditos'

La incapacidad para tener hijos a menudo es responsabilidad del hombre. Cuando no es ella la que debe cambiar de hábitos…

Parece fácil, pero no lo es. Aquello de ‘papá pone una semilla en mamá’ no siempre sale bien y no por falta de tino. En más ocasiones de las deseadas el disparo 'no lleva carga'. O la carga es solo 'de fogueo'. Porque pese a que la tradición suele señalar a la mujer como la responsable de que una pareja en edad fértil no tenga descendencia, la ciencia también los implica a ellos. “Solo un 21% de los casos de esterilidad son de origen exclusivamente femenino. Otro 33% afecta al varón; un 40%, a ambos; y un 6% es por causa desconocida”, responde, rotunda, la doctora Fulvia Mancini, directora médica de Clínicas Eva, en Barcelona. Otros estudios de la OMS elevan la responsabilidad masculina hasta el 50%, como documenta la ginecóloga Victoria Verdú, de Clínica Ginefiv (Madrid), en su ponencia Temas actuales en reproducción asistida de Ginefiv.

La cigüeña no es un servicio de pizza a domicilio que llega veloz siempre que se la llama. A veces, se demora. Antes de desesperarse, conviene ponerse en manos de los expertos en fertilidad. “Toda pareja que no queda embarazada tras un año de búsqueda (seis meses si la mujer tiene más de 35 años) debe hacerse unas pruebas que incluyen unas analíticas de sangre para ambos, más una ecografía para ella y un seminograma (un análisis del líquido seminal) para él”, explica Mancini. “Un seminograma es una prueba muy sencilla: tras 3-5 días de abstinencia sexual, se obtiene una muestra de semen por masturbación en un bote estéril”.

Llega el momento de analizar el fluido varonil y los ‘soldaditos’ que nadan en él. “Del líquido seminal se valora el volumen, el pH, el color, la viscosidad… En los espermatozoides observamos su cantidad, la velocidad con la que se mueven y su morfología”. Los problemas llegan cuando son pocos, torpes o con anomalías. “Si confluyen estos tres factores las posibilidades de embarazo son bajas”. Es aquí cuando la maquinaria de laboratorio se pone en marcha para que ese hombre no se quede sin una corbata en el Día del Padre. “Mediante campos magnéticos (la técnica se llama MACS, por las siglas magnetic activated cell sorting, en inglés) seleccionamos los espermatozoides con menor fragmentación del ADN, ya que sabemos que es un factor asociado a una mayor tasa de abortos”. Con el resto, se produce la fecundación.

Una dieta desequilibrada, el estrés, el tabaco, el ejercicio extenuante o la edad son algunos de los factores que pueden afectar a la calidad del semen

Ahora bien, ¿cómo es posible que el abuelo, un honorable labriego, tuviera ocho críos lozanos y un hombre del siglo XXI, licenciado, sano, con smartphone de última generación, coche con wifi y no sé cuántos seguidores en Twitter no pueda tener descendencia? Pues, precisamente, por eso. “La calidad de nuestro material genético está influida en gran medida por nuestro estilo de vida y nuestra alimentación. Una dieta desequilibrada, el estrés, el tabaco, el ejercicio extenuante o la edad son algunos de los factores que pueden afectar a la calidad del semen”, apunta la doctora Victoria Verdú, coordinadora de ginecología de Ginefiv. Resulta que su señor abuelo, amén de que posiblemente se puso manos a la obra bastante antes que usted y de que en su huerto no brotaban pizzas precongeladas y beicon, disfrutaba en su hábitat rural de un aire puro que usted, querido urbanita, ni conoce ni lleva visos de conocer. Científicos del Instituto Nacional de la Salud (EE UU) cuantifican hasta qué punto se pone en riesgo la posibilidad de paternidad por vivir rodeado de componentes industriales tóxicos y pesticidas: entre un 17% y un 29% menos.

Por si fuera poco, lo mismo se tira todo el día sentado ante un ordenador de última generación. Hace mal. La doctora Verdú advierte de que “las profesiones en las que los hombres permanecen largos periodos de tiempo sentados someten a los testículos a una temperatura más elevada de lo normal, pudiéndose producir a la larga bajadas importantes en la calidad seminal”. La doctora Mancini alarga aún más la lista de profesiones de riesgo. “El calor aplicado durante mucho tiempo al escroto reduce la calidad seminal. Afecta a conductores de larga distancia, cocineros o a quienes usan los ordenadores portátiles apoyados sobre el abdomen”.

No es por amargarle la fiesta, pero vaya apagando el cigarrillo y dígale adiós a las copas. De las sustancias ilegales, mejor ni hablamos. Y haga algo de deporte a nivel normal, nada extenuante. “La obesidad masculina y, paradójicamente, también el ejercicio físico muy intenso, se asocian a una disminución de la calidad del semen. Los fumadores sufren una reducción significativa de la concentración y de la movilidad espermática, mientras que el alcohol potencia el efecto negativo del tabaco. Todas las drogas ilícitas (marihuana, cocaína, heroína…) alteran la morfología, la movilidad y la cantidad espermática”. 

Si cumple con todo esto pero la naturaleza se obstina en negarle la paternidad con su propia carga genética, hasta ahora la única alternativa es recurrir a un donante. Pero, tal vez, en un futuro no muy lejano la ciencia pueda obtener gametos de su propia piel. Son las conclusiones de cinco años de trabajo realizado por expertos de la clínica especializada en reproducción asistida IVI  y publicado en la revista científica Scientific Reports, del grupo Nature. La técnica se basa en la reprogramación celular enunciada por Shinya Yamanaka, premio Nobel de Medicina en 2012. “Su aplicación en ratones ya ha revelado resultados exitosos. Consiste en tomar células de la piel y manipularlas genéticamente para conseguir que una persona carente de gametos propios pueda obtenerlos y tener hijos genéticamente propios”, concluye el doctor Carlos Simón, director científico de IVI.

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