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El taller de la elegancia

Jordi Adrià

La casa de la diseñadora italiana Allegra Hicks, enclavada en el londinense barrio de Chelsea, es un laboratorio de ideas donde todas las colecciones de su sofisticada firma textil tienen cabida. “Antes de su lanzamiento, experimento cada nueva colección o pieza de mobiliario en mi propia casa. Por eso estoy continuamente cambiándola”. Los diseños, inspirados en elementos de la naturaleza, son fruto de la combinación de su herencia italiana y la influencia británica. En cada cuarto de esta casa de cinco plantas se pueden encontrar sus creaciones aplicadas sobre distintas superficies: papeles de pared, cortinas, almohadones, alfombras, vajillas, bolsos, artículos de viaje, cuadernos, bandejas o muebles auxiliares. Los tejidos le permiten dar una ilusión de profundidad a las superficies planas y jugar así con paisajes imaginarios. Sus elegantes estampados, producidos artesanalmente, le han abierto las puertas de la alta sociedad londinense. Esa en la que tan bien se movía su suegro, el famoso interiorista británico David Hicks (1929-1998). Hace seis años se divorció del también diseñador Ashley Hicks, pero Allegra ha querido conservar un apellido con tanto pedigrí en el interiorismo anglosajón. Eso sí, después de la separación, tocó redecorar esta casa.

El dormitorio principal se encuentra en el segundo piso. Las cortinas se hicieron a medida con motivos bordados a mano e inspirados en cipreses. La cama se tapizó con tejido Ikat Drops Aqua, uno de los más conocidos de la diseñadora italiana.pulsa en la fotoEl dormitorio principal se encuentra en el segundo piso. Las cortinas se hicieron a medida con motivos bordados a mano e inspirados en cipreses. La cama se tapizó con tejido Ikat Drops Aqua, uno de los más conocidos de la diseñadora italiana.

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