‘Fideles’ y ‘chaneles’
A la más reciente de las sonadas puestas en escena de Chanel, en La Habana, se ha sumado el joven modelo Tony Castro, nieto del único y verdadero Fidel
¿Sabían ustedes que a las jóvenes bellezas de buena familia y/o actrices de películas de circuitos de arte y ensayo y/o joven realeza del espectáculo que asisten a los eventos de Chanel, a lo largo y ancho del mundo, se les llama (en francés) les fidèles? Las fideles, las fieles. Las fieles a la casa que simboliza mejor que ninguna otra el savoir faire del lujo y el gusto francés gracias a sus espectaculares desfiles de la semana de la moda parisina o a los alambicados montajes en destinos exóticos donde presenta sus colecciones crucero.
Puede que no les digan nada los nombres de Àstrid Bergès-Frisbey —una exquisita actriz francoespañola— o los de las it girls Sofía Sánchez Barrenechea o Caroline de Maigret. O el de Lily-Rose Depp, aunque esta última sea hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis. Todas ellas tienen en común una belleza nada evidente, estilo propio, carreras fuera de los canales masivos y gozan de una discreta fama, fundamentalmente entre el público con el colmillo fashion más retorcido. Todas ellas forman parte de ese escuadrón inconscientemente elegante que viaja de Londres a Seúl, o de Versalles a Dubái, siempre fieles a las convocatorias de Karl Lagerfeld. Posan sonrientes para las fotos a la entrada de los eventos y comparten estos momentos en sus envidiados Instagram. Siempre fieles. Siempre fideles.
Pues bien, precisamente en la más reciente de las sonadas puestas en escena de la casa francesa, en La Habana, a este selecto grupo de fideles se acaba de sumar el joven modelo Tony Castro, nieto del único y verdadero Fidel.
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