Todo lo que Grindr puede hacer por tu salud sexual
Numerosos estudios demonizan las apps para ligar: que si promueven las infidelidades, que si disparan las ETS… Pero las iniciativas por la salud sexual encuentran en este canal de comunicación a sus usuarios potenciales
Cada cierto tiempo surgen nuevos estudios que aseguran que las aplicaciones como Grindr o Scruff se relacionan directamente con el incremento de las enfermedades de transmisión sexual, en concreto la gonorrea y la sífilis. Naciones Unidas analizando pautas de contagio entre la juventud asiática, el Gay & Lesbian Center de Los Ángeles entre los hombres homosexuales en el condado, o la British Association for Sexual Health and HIV han firmado estudios que se han recogido en los medios de comunicación con titulares como “Si estás en Tinder seguro que tienes clamidia”, muy tranquilizadores y nada amarillistas.
Sin entrar en ataques de pánico como éste que protagonizó el Community Manager de Tinder en Twitter a raíz de un estudio que aseguraba que un tercio de sus usuarios estaba casado, lo cierto es que culpar a estas aplicaciones de lo que las personas hagan unas con otras después de encontrarse en ellas parece un poco simplista. Es, probablemente, uno de esos casos en los que se confunden alegremente correlación y causalidad (los participantes en estos estudios también eran más propensos a usar drogas recreativas; quizá esto tenga más influencia en la decisión de tener sexo sin protección que la vía por la que han conocido a su pareja sexual, digo yo).
Prevenir, mejor que curar
“Si estás en Tinder seguro que tienes clamidia"
Grindr ha prevenido cualquier posible ataque a este respecto participando de numerosas iniciativas en la lucha contra el SIDA e incluyendo en su web información relevante sobre todos estos aspectos: protección, diagnóstico, recursos para quienes conviven con una de estas enfermedades, y también sobre abuso de sustancias, al haber estudios que consideran que el consumo de drogas recreativas es superior en la comunidad LGTB.
Tener perfil en una app para HSH (hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres) permite localizar más fácilmente aquellas prácticas que deseas, porque une a personas con deseos similares: si vas buscando prácticas desprotegidas puedes indicarlo en la descripción pública del perfil o irlo preguntando. Esto hace que esta población tenga mayor vulnerabilidad que el resto (penetración anal desprotegida con muchas más parejas sexuales que la media; consumo o policonsumo de tóxicos teniendo relaciones sexuales)”, comenta un portavoz de la Dirección General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, desde la que esperan presentar datos más concretos sobre este colectivo y sus riesgos a finales de año.
Pero, seamos sinceros, es muy poco probable que los usuarios de esta aplicación dediquen su tiempo a navegar proactivamente por la sección de salud de su web corporativa. Sin embargo, hay servicios que se han puesto manos a la obra para alcanzar a estos usuarios y fomentar que se responsabilicen de su salud sexual justo allí donde pueden comenzar los riesgos.
Desde los dispositivos de pruebas rápidas de VIH y sífilis de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid (ubicados en ocho centros de salud) y su Unidad Móvil se está trabajando en la difusión de los servicios y la captación de poblaciones más vulnerables al VIH desde 2014 a través de aplicaciones móviles, chats en webs de contactos, etc. “Se empezó utilizando Grindr porque era la app más conocida y extendida en 2014, aunque actualmente hay varias más que también son muy habituales. Trabajamos en una unidad móvil, y por tanto apps que nos geolocalizan y que nos dan a conocer a la gente que haya alrededor de una parada, cuando cada día nos colocamos en un sitio distinto, es muy práctico (y por lo que hemos podido comprobar estos dos últimos años, muy efectivo). Unos meses después de comenzar a utilizar Grindr, nos abrimos un perfil en Bender, que actualmente se llama WAPO, y en su versión para mujeres (WAPA)”.
Una media de de 4 contactos diarios, un 20% de los cuales acudieron posteriormente al servicio, muestra el éxito de esta idea. En dicho periodo, se encontraron 4 reactivos a VIH, 3 de los cuales eran usuarios que habían acudido a través de la aplicación. De forma que, a la vista de los datos, estas plataformas son no sólo una fuente de riesgo, sino también una de divulgación de información y de prevención. “Existe una falsa sensación de seguridad por cómo conocemos a esas personas (podemos quedar con ellas en su propia casa, lo cual genera en muchos casos una menor percepción de riesgo, que no es realista), pero pensemos, por ejemplo, que también es frecuente negociar previamente las condiciones en las que se va a tener la relación sexual, por ejemplo rechazando cualquier contacto si la persona con la que interactuamos no está dispuesta a utilizar protección“, resalta Irene Rodríguez Newey, enfermera del servicio.
Como de costumbre, parece que a pesar de las voces alarmistas, la tecnología no hace más que aumentar las opciones, y que estas se usen en nuestro beneficio o en nuestro riesgo depende más bien de nuestro nivel de responsabilidad.
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