Colombia: el último empujón
El proceso de paz con las FARC avanza aunque no está exento de dificultades
El largo y complicado proceso en el que llevan implicados desde finales de 2012 en La Habana el Gobierno de Colombia y las FARC no ha podido cerrarse con la firma de la paz el pasado día 23, tal como habían prometido solemnemente el presidente Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, Timochenko, líder de la guerrilla. El hecho de que no se hayan cumplido los plazos no significa que el proceso deje de ser irreversible; simplemente confirma que, aun cuando las negociaciones vayan en la buena dirección, los últimos pasos son los más difíciles. La reunión de la pasada semana del secretario de Estado de EE UU, John Kerry, con los negociadores es un signo más de que la larga pesadilla en la que ha vivido el país latinoamericano está llegando a su fin.
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Lo que no quiere decir que el camino que queda esté exento de dificultades. El atasco que se ha producido en los últimos flecos, a pesar de la intensa implicación de ambas partes desde el 1 de marzo, tiene que ver con dos delicados asuntos. Uno de ellos, el momento en que deberá empezar a aplicarse la amnistía a los guerrilleros que no tienen delitos graves; el otro, las zonas y la manera en que deberán concentrarse los efectivos de las FARC cuando se firme el acuerdo.
Las heridas tardan en cicatrizar. Pero la voluntad de acabar la guerra es firme; si todavía hace falta un poco de tiempo para ajustar los términos que inauguren una nueva época, adelante: todo lo que se haga para asegurar los cimientos de la paz será bienvenido.
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