Todos necesitamos un respiro
La respiración puede ayudarnos a reequilibrar cuerpo y mente de eso se ocupa el ‘breathworking’
Cierre los ojos. Olvídese de cuanto hay a su alrededor. Céntrese en su respiración. Inspire por la nariz. Exhale el aire lentamente. ¿Un pensamiento le aleja de ese estado de placidez? Vuelva a centrarse en su manera de respirar para recuperar esa sensación de plenitud. Sencillo, ¿verdad? Pues esa respiración consciente, habitual en la meditación, puede mejorar su vida. De hecho, en gran medida, esa es la clave para que Matthieu Ricard, genetista, monje budista y mano derecha del Dalái Lama, sea considerado el hombre más feliz del mundo, según un estudio de la Universidad de Wisconsin.
La respiración puede ayudarnos a reequilibrar cuerpo y mente –como hace el ayurveda, el yoga, el mindfulness, el taichi o el chi kung– y de eso se ocupa el breathworking. “Podemos estar siete días sin comer, pero no mucho más de tres minutos sin respirar”, asegura Ana Berenguer, psicóloga y miembro de la International Breathwork Foundation. “Nuestro organismo posee un sistema autónomo para obtener el oxígeno que necesita y adecuarse a cada experiencia. Pero podemos modificar nuestra respiración para controlar el sistema nervioso y el ritmo cardiaco, y mejorar así nuestro bienestar”.
Lo que en Occidente es una moda reciente (aunque, en realidad, surgió en los setenta) resulta habitual en las culturas orientales: no es casual que en sánscrito la palabra prana sea polisémica, respiración-espíritu-vida, o que el ideograma chino chi y el japonés ki signifiquen energía vital. “Y por algo muchos se refieren al diafragma, básico en la respiración, como el músculo espiritual”, añade Berenguer. ¿Y cuáles son los efectos de la respiración consciente? “Resulta muy eficaz para reducir el estrés. Cuando nos estresamos, la respiración se centra en la parte alta del pecho y se produce a un ritmo acelerado y corto. Si en ese momento respiras profundamente, con periodos de inspiración y espiración más largos y lentos, desde el abdomen, el sistema nervioso central y el hormonal cambian para tranquilizarte. Porque la respiración consciente te instala en el aquí y ahora”, explica.
En los tiempos que corren, no está de más aliviar los posibles efectos físicos y emocionales del estrés de un modo natural y gratuito. Según Berenguer, la respiración consciente conecta con las propias emociones y nos enseña a manejarlas: “Con ella aprendemos a centrarnos, a dar valor a los pensamientos positivos, aminoramos nuestra mente y hacemos que esta trabaje a nuestro favor, estableciendo además un vínculo con nuestro yo interior en el que nos sentimos parte de algo más grande que nosotros mismos”.
¿Y cómo es esa respiración ideal? “Depende de la situación que vivas. ¿Necesitas más energía, una mayor activación de tu organismo? Entonces respira con mayor frecuencia y de un modo más profundo. La mayoría de la gente inspira y espira 15 veces por minuto, pero para alcanzar esa respiración más consciente que te conecta contigo mismo sería recomendable hacerlo con todo el abdomen, y no solo con la parte alta del pecho, cinco o seis veces por minuto, sin pausas entre inhalación y exhalación y, si es posible, por la nariz”, concluye Berenguer.
Respirar a conciencia es un don que solo disfrutamos los seres humanos y que, siguiendo el ejemplo de Matthieu Ricard, puede conducirnos a ser algo más felices. Solo por eso, ¿por qué no abrir nuestra mente (y nuestros pulmones) para experimentar una existencia mejor?
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