Oye, Barbie, las mujeres de verdad tampoco tienen la piel perfecta
La célebre muñeca es ahora más real, pero solo de cuerpo. Porque en su cara no hay rastro de poros abiertos o manchas. ¿Y en la suya?
La muñeca más vendida del planeta ya no es tan delgada, ni exhibe unos pechos extraordinariamente generosos. Tampoco va de puntillas. Ahora, Barbie pone los pies en el suelo y se vuelve más cercana al común de las mortales. O hace un intento. Aunque ha llegado a vender una cada dos segundos, al bajar las ventas un 20% (según Time, que le dedicó una portada el pasado febrero), Mattel, padre de la criatura, ha decidido capear las críticas que su gallina de los huevos de oro recibe por parte del colectivo feminista lanzando este mes nuevas versiones: una más alta, otra con rotundas curvas, y una última más baja y delgada. Eso, en cuanto al cuerpo. De cuello para arriba llegan con diferentes tonos de piel, ojos y pelo. Pero algo se les ha pasado por alto para que recuerde a una mujer de carne y hueso: además de seguir gozando de unas facciones que ni en sueños se logran, toda Barbie tiene una piel pluscuamperfecta. Ni un poro abierto. Y, por supuesto, ni rastro de pecas, marcas o rojeces. Es decir, que tan real no parece ser cuando de 20.000 poros que tenemos en el rostro, la mayoría supera en algunos momentos el tamaño medio similar al de la punta de un portaminas (0,9 milímetros).
Ante todo, la cara limpia
“El 30% de las mujeres demanda cerrar los poros”, Bibiana Pérez
¿Acaso se busca hoy en día una piel plastificada? ¿No era tendencia la naturalidad de la cabeza a los pies? Bibiana Pérez, del Hospital Ramón y Cajal y profesora de Dermatología Estética de la Universidad de Alcalá de Henares, diferencia entre el criterio de quien acude a la consulta en busca de algún tratamiento estético y el del profesional. “El 30% de mujeres demanda cerrar los poros. Quieren parecerse a determinada famosa, convencidas de que su cutis es como sale en las revistas. Estamos cansados de decirles que eso es cosa del retoque fotográfico, y que no existe una piel así”. Hay tres factores desencadenantes del poro abierto: uno, de tipo hereditario; otro, hormonal (la pubertad y la menopausia son los momentos críticos); y por último, el envejecimiento. Así que los expertos se centran en difuminar, no en borrar. “¿Nos imaginamos a Eva Mendes sin su lunar, o a Emma Stone sin sus pecas? Esas imperfecciones las hacen únicas”, explica Mar Mira, médico estético de la Clínica Mira+Cueto. “Es verdad que los poros abiertos pueden dar sensación de suciedad, así que es importante realizar técnicas que disimulen las imperfecciones, pero sin uniformizar. La idea es poder llevar la cara lavada y que esté bonita”, recalca. El cirujano plástico Antonio Tapia aplaude la nueva silueta de Barbie y corrobora las conclusiones de un estudio de la Universidad de Helsinki, que asegura que una mujer con sus medidas no podría sobrevivir. “Afortunadamente solo el 0,5% me pide un cuerpo similar. Pero si nos centramos en el rostro, la clave de una buena textura cutánea es tener una piel limpia”. Ojo, porque eso no significa pasar por la consabida higiene facial profesional una vez al mes. Para Bibiana Pérez, basta con hacerlo cada tres. “Así evitamos un efecto rebote”. Ya tenemos el primer paso. Lo siguiente es cumplir con determinadas pautas cosméticas.
Activos que echan el cierre
Según la dermatóloga, aparte de limpiar el rostro a conciencia, hay que optar por “cremas que realicen una exfoliación suave y que contengan ácido glicólico; utilizar mascarillas con una alta concentración de vitamina C; y de noche, ácido retinoico. En cambio, debemos huir del exceso de productos de base oleosa, incluso, aunque de forma aislada los componentes no sean comedogénicos”. ¿Debemos temer a las siliconas por obstructoras, algo sobre lo que se especula últimamente? Si son “de buena calidad”, como la dimeticona que se retira fácilmente, no. Un error común es pensar que los poros son los respiraderos de la piel: “Son la apertura de los orificios foliculares, pero ni se respira por ellos ni se eliminan toxinas, aunque es verdad que las glándulas sebáceas y sudoríparas se abren por el mismo canal folicular”, matiza Pérez. Tendremos mejores resultados aún con estos tratamientos dermatológicos: láseres fraccionados, luz pulsada intensa y peeling a base de alfahidroxiácidos y betahidroxiácidos.
Difuminar sí, borrar no
Ya tendríamos un cutis bastante apañado, pero se puede hacer más. De eso se encargan los nuevos geles afinadores de poros, a medio camino entre el tratamiento y el maquillaje: activos como el polvo de diamante, extracto de nácar y otros menos sofisticados como el de champiñón. Se aplican con la piel limpia e hidratada y antes de la base. Absorben el exceso de grasa dejándola mate y sedosa, y disimulan pequeñas arrugas. Que de eso, Barbie, tampoco tiene.
Respirar, una cuestión ‘de fondo’
Pero nada de todo esto tendría sentido si después de tanto gesto lo estropeamos cubriendo con un fondo pesado, de lo que Gato, el maquillador de Maybelline New York, abomina. “Una cosa es que intentemos perfeccionar la piel, que supone camuflar poros, manchas y que se vea jugosa, y otra es el efecto plástico de Barbie, una antirreferencia en el mundo real. De ahí el éxito de las BB Creams, que mejoran la textura sin enmascarar, y de los acabados mate, ya que la tez tiene que estar hidratada pero sin brillos. También podemos lograrlo con primers, para alisar antes del maquillaje, o con bases con partículas reflectantes. Pero tenemos que huir de la máscara y texturas artificiales. Hasta falsean las pecas de Penélope Cruz”, exclama. Evelyn Mazzocco, directora general de Barbie, está más que satisfecha con las nuevas muñecas: “Los días de la belleza única han terminado”.
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