Tormenta en Argelia por hablar de la “miseria sexual”
Kamel Daoud anuncia que dejará de escribir artículos después de un aluvión de críticas
El hecho de que la mayoría de los extranjeros detenidos en Colonia por agresión sexual tras la noche del 1 de enero sean magrebíes (entre los 58 detenidos hay 25 argelinos, 21 marroquíes y 3 tunecinos) apenas suscita interés en el Magreb. Entre las rarísimas excepciones se encuentra la columna que Mohamed Benabid, director del diario económico marroquí L’Economiste, escribió el 13 de enero con el título Vergüenza.
Benabid advirtió: “Nuestras sociedades no han llegado aún a resolver una cuestión fundamental: la relación con las mujeres”. Dejó claro que los marroquíes no son responsables de las derivas individuales “de algunos imbéciles de la misma nacionalidad”, pero se preguntó si sus compatriotas podían sorprenderse de lo que sucedió en Colonia, después de que “no pase un mes” en Marruecos “sin que haya incidentes en el que se refleje la degradación de las mujeres en el espacio público”.
No hubo debate tras el artículo. Pero el 31 de enero el periodista argelino Kamel Daoud, ganador del Premio Goncourt, publicó un artículo en Le Monde en el que afirmaba que “el sexo es la miseria más grande en el mundo de Alá”. Dos semanas después publicaba otro análisis en The New York Times titulado La miseria sexual del mundo árabe. “La gente de Occidente está descubriendo, con ansiedad y miedo, que el sexo en el mundo musulmán está enfermo y que esa enfermedad se está extendiendo en sus propias tierras”, escribió. Daoud recibió un aluvión de críticas donde se le acusa de resucitar los “sempiternos tópicos islamófobos”. Días después declaró que dejará de redactar artículos y se consagrará a las novelas. Asegura que no se trata de cobardía, pero confiesa sentirse cansado de las críticas que viene recibiendo desde hace 20 años. En Marruecos los mensajes de Daoud y de Mohamed Benabid ni siquiera provocan rechazo, caen en el vacío. Tan solo algún director de semanario escribió el pasado viernes que “la miseria sexual es probablemente la más profunda y determinante de todas las miserias de Marruecos”.
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