
Testigos del golpe de Estado del 23-F (II)
Políticos, periodistas y fotógrafos relatan cómo vivieron el intento de golpe de Estado de Tejero

1981- Soldado de remplazo en el regimiento Saboya VI (21 años)
2016- En paro
Manuel Moreno fue uno de los 2000 soldados que fueron obligados a formar en el patio del cuartel Saboya VI de Leganés en la noche del 23-F. Su regimiento de infantería mecanizada Saboya VI, perteneciente a la Acorazada Brunete, recibió órdenes de ir a tomar lugares clave de Madrid como la estación de Atocha o el periódico EL PAÍS. “Estuvimos aquí esperando toda la noche pero hubo una contraorden. Me dijeron que iría a Atocha”, cuenta Moreno, cuyas escenas en el documental han sido rodadas en el mismo lugar donde pasó la noche, el cuartel de Saboya número VI de Leganés, hoy una de las sedes de la Universidad Carlos III de Madrid. Al principio pensaron que era una maniobra más. “Pero cuando empezamos a ver tenientes y capitanes corriendo con la radio al oído empezamos a ponernos nerviosos”. Pasó allí más de un año de su vida pero el único día que tocó un arma fue la noche del golpe pues su destino en el cuartel era la banda de cornetas y tambores. “Al final nunca llegamos a salir del cuartel”, recuerda.

1981 - Diputado por Melilla (36 años)
2016 - Ministro de Exteriores en funciones
José Manuel García-Margallo recuerda que, a los diputados, el golpe no les pilló del todo por sorpresa. “Todos éramos conscientes de que se podía producir un golpe de Estado de un momento a otro. Había dos o tres en marcha”. Él ostentaba dos cargos que tenían relación con lo que pasó aquella noche. Era diputado por Melilla y el presidente Suárez estaba muy preocupado por lo que podía pasar en las guarniciones de Ceuta y Melilla. Además, era Director General de Desarrollo Comunitario en el Ministerio de Cultura de la que dependía la comunicación del Estado. “Después del tiroteo se produjo un silencio enorme. Había una calma muy tensa. Quien más quien menos pensaba en lo que le iba a ocurrir al país y lo que nos podía pasar a cada uno de nosotros”, recuerda. Se enteró de la publicación de EL PAÍS una vez fuera del congreso. “Cuando salimos supe que EL PAÍS había publicado una edición especial y nos reconfortó bastante. Porque lo cierto es que el 23 de febrero cuando salimos a las doce y pico de la mañana había muy poca gente en la calle. Es decir, la defensa de la democracia se produjo luego. Los pocos que había en la Castellana no parecían muy partidarios de la Constitución sino más bien lo contrario. Entonces decir que había unos medios de comunicación que estaban convocando a la ciudadanía a salvar la constitución era algo que realmente reconfortó”.

1981- Secretaria de la mesa del Congreso y diputada por Sevilla (36 años)
2016- Defensora del Pueblo
Soledad Becerril era una de las 16 mujeres diputadas que formaban parte de la Primera Legislatura española. Era diputada de UCD por Sevilla y secretaria de la mesa del Congreso, por lo que estaba justo detrás de Tejero cuando gritó el famoso ¡“Todo el mundo al suelo”! Hacia las seis de la mañana dijeron que las mujeres podían salir. “Las mujeres diputadas y yo misma dudamos qué hacer. Yo dudé qué era lo más conveniente y recuerdo que el Ministro de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez Llorca me dijo que saliera y me pusiera de inmediato en contacto con el General Saénz de Santamaría y con el Director de Seguridad Francisco Laína”, recuerda Becerril. Una vez fuera, además de esas reuniones, hizo un llamamiento por la radio a las mujeres de los guardias civiles diciendo que lo que estaban haciendo sus esposos era una locura y que, además, serían sancionados gravemente.

1981- Diputado por el PSOE por Madrid (38 años)
2016- Presidente del Centro de Investigación de Economía y Geopolítica Esade
Javier Solana era diputado por el PSOE por Madrid la tarde en que Tejero irrumpió en el Congreso. Por casualidades de la vida, Solana había visto hacía muy poco al teniente coronel y le reconoció enseguida. “Yo ese verano me fui a pasar unos días a la playa de Chiclana. Un día paseando vimos venir unos bigotes y yo dije: “Este es Tejero”. En efecto, era él. Por supuesto pasó de largo como si nada. Y como eso sucedió en verano y el golpe ocurrió en febrero pues tenía su cara muy clara… Cuando le vi entrar me quede bastante más tranquilo. Una operación liderada por Tejero no podía llegar muy lejos”, rememoró. Sobre la edición especial de EL PAÍS recuerda que “Causó un gran impacto, no solamente a aquellos que lo pudieron ver -porque aquí en la sala pues fue más difícil verlo, lógicamente-, pero la mañana siguiente todos lo vieron y todos pudieron darse cuenta, los que habían pasado la anoche aquí, de lo que había pasado aquellas horas, lo importantes que fueron y lo importante que fue el editorial y el llamamiento que se hizo”, afirma.

1981 - Secretario de la mesa del Congreso de los Diputados, diputado por Albacete (30 años)
2016 - Abogado en ejercicio
José Bono se enteró por EL PAÍS de que las cosas fuera del Congreso no eran como los golpistas estaban contando. Como Soledad Becerril, era secretario de la mesa del Congreso y su posición, a la derecha del Presidente, le daba más movilidad que al resto de los diputados. “Nosotros no teníamos que pedir permiso para ir al baño, como el resto”, recuerda.
Su momento de mayor satisfacción, dentro de la angustia, fue precisamente en una de esas visitas al servicio. “Aún no había hablado el Rey. Cuando crucé el pasillo vi a un guardia civil sentado con un periódico. Al pasar me hizo un gesto que yo interpreto como amable. Cerró el periódico para que yo viera la portada”. Era la edición especial de EL PAÍS. “Si llegó y un guardia civil lo tenía, entonces en España también tenían el periódico”, reflexiona. “Ya no fui al baño. Volví al hemiciclo y le dije a Landelino: “Estos han perdido, lo he leído en EL PAÍS".

1981- Presidente del Congreso y Diputado de UCD por Jaén (47 años)
2016 - Consejero Permanente del Consejo de Estado
Landelino Lavilla era Presidente de la Cámara el día de la votación de investidura de Calvo-Sotelo cuando Tejero irrumpió a tiros en el Congreso. El Teniente Coronel, pistola en mano, le arrebató durante 18 horas su legítimo poder en el Congreso. “Yo traté de razonar con él desde el principio pero se negó hablar conmigo hasta por la mañana”. También le pidieron varias veces que hablara a los diputados, pero se negó. “Dije que estando gentes armadas en el hemiciclo yo no ejercía la presidencia”, recuerda. “Como contestación, Tejero se volvió hacia mí, se cuadró y, saludándome militarmente, me dijo: muchas gracias Sr. Presidente, a sus órdenes”. Sus compañeros diputados siempre han recordado la serenidad de Lavilla esa noche. “Yo no sé si soy una persona serena en estas situaciones. Pero tenía fama de serlo y no cabe duda que esa fama me ayudó para enfrentarme a la situación. Consciente de ello, yo procuré que el auditorio en general tuviera la impresión de que estaba en una posición muy dominante, muy serena, a pesar de que me estaban apuntando con una pistola”. Lavilla recuperó el control cuando llegó el momento del desalojo. Tejero, ya rendido, intentó dar las instrucciones de cómo se debía de hacer. “Cogí el micrófono y le dije: Las instrucciones en este hemiciclo y con respecto al desalojo en particular las da esta presidencia, de manera que absténgase de dar instrucciones. Ahí se produjo un silencio”, recuerda.

1981- Redactor de el Ideal de Granada (37 años)
2016- Jubilado
Antonio Ramos Espejo tenía una cita con el Juan Luis Cebrián en la tarde del 23 de Febrero de 1981. Por entonces trabajaba en El Ideal de Granada pero había sido tentado por la posibilidad de ser contratado para abrir la delegación de EL PAÌS en Andalucía, y se había acercado a Madrid para entrevistarse con el director. Se enteró del golpe en el despacho del director de EL PAÍS. “Acabábamos de comenzar a hablar cuando Augusto Delkáder contactó con él por el interfono… ‘¡Juan Luis, pon la radio!’”. Les dio tiempo a oír las ráfagas en el Congreso. Aquel fue el fin de la entrevista. Ramos Espejo nunca llegó a trabajar en el periódico. “El golpista chafó mi historia en EL PAÍS”, comenta. Juan Luis Cebrián recuerda que le pidió salir “un minuto” de su despacho hasta que se aclarara que estaba sucediendo. “Así lo hizo y no lo volví a ver en toda la noche ni en dos años más y luego me lo encontré en la inauguración de la delegación de EL PAÍS en Sevilla, donde acudió como invitado”, recuerda Cebrián.

1981- Camarero en el Hotel Palace 24 años
2016- Camarero en el Hotel Palace
Antonio Sáez lleva toda su vida trabajando como camarero en el Hotel Palace. El 23-F su turno empezaba a las 18.00, 20 minutos antes de la entrada de Tejero en el Congreso. Se enteró del golpe mirando por la ventana. “Nos pareció raro porque no paraba de subir policía hacia el Congreso y se empezó a rumorear que lo habían tomado”. A partir de entonces siguieron sirviendo copas, pero a clientes con tricornio y pistola. “También había periodistas y militares, el hotel era como un bunker”. Lo peor para Antonio fueron las 4 o 5 primeras horas, en las que los militares dejaban la pistola encima de la barra para pedir e iba a servir café a las salas donde estaban reunidos los militares, donde la tensión se mascaba.

1981 - Fotógrafo de EFE (34 años)
2016 - Jubilado
Manuel Pérez Barriopedro es el autor de la foto más famosa del 23-F. De las 7 ediciones especiales que EL PAÍS publicó aquella noche, 4 llevaban en portada su icónica imagen de Tejero. Vivió la noche en una de las dos tribunas del Congreso reservadas a los fotógrafos. Solo él y Manuel Hernández de León consiguieron sacar sus carretes del hemiciclo escondidos en un calcetín y en los calzoncillos, respectivamente. Cuando salió del hemiciclo no eran conscientes de ser los dos únicos fotógrafos que habían salvado fotografías.
“Fui yo el primer sorprendido cuando volví al Palace. Vi mi imagen ahí y comprendí que efectivamente era una foto que iba a tener su impacto, sobre todo por la forma en que se hizo. Yo creo que el éxito de esas imágenes, de esa publicación, fue sacarlas esa misma noche, cuando el Parlamento estaba tomado. EL PAÍS aquella tarde demostró la fuerza de la prensa sacando esa fotografía y ese periódico cuando el parlamento aún estaba bajo las armas. Fue un momento de libertad, de seguir adelante, de valentía”, comenta.

1981 – Redactora Televisión Española
2015 – Jubilada
El 23 de febrero la periodista colombiana Ana Cristina Navarro trabajaba como redactora en el telediario. Fue una de las pocas que pudo ver el golpe de Tejero retransmitido en directo por Televisión Española. Las imágenes estaban siendo grabadas en el Congreso pero la señal sólo llegaba a Prado del Rey, donde se encontraba Ana Cristina trabajando. “Estaba hablando por teléfono con mi madre, que se encontraba en Colombia y le dije: ‘Oye, espera un momento que en este país está pasando algo muy grave’”. Sabían que si tomaban el Congreso iban a tomar también la televisión. “Estábamos pendientes de las ventanas, de ver si llegaba algún tanque y, efectivamente, llegaron”, cuenta Ana Cristina Navarro. “Entonces pensé, ‘esto tiene que saberlo alguien’. Nadie sabe que están aquí. Cogí el teléfono y llamé a Juan Luis Cebrián. Le dije que habían entrado tanques y me preguntó si sabía cuántos eran y de qué acuartelamiento pero yo no tenía ni idea porque acababan de entrar”. Su llamada puso sobre aviso a EL PAÍS de que ellos podían ser los siguientes e incitó a la directiva a extremar las precauciones durante la producción de su edición especial.