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Los perros no beben el agua, la ‘muerden’

Un estudio estudia los mecanismos que emplean los canes para ingerir fluidos y los compara con los de los gatos

Diecinueve perros de diversos tamaños y razas fueron grabados voluntariamente por sus dueños.Vídeo: Virginia Tech
Andrea Arnal Martín

Mucho se ha hablado sobre la particular forma que tienen los perros de beber pero, en realidad, se han estudiado poco los mecanismos que intervienen en el proceso. Ahora, investigadores de ingeniería de la Universidad Estatal de Virginia conocida como Virginia Tech protagonizan el último hallazgo de esta cuestión tan cotidiana.

“Aunque no se ha hecho mucha investigación sobre el mecanismo que adoptan los perros al beber, hay algunos estudios previos relevantes; el primero, realizado por el investigador Edward F. Adolph en 1939, determinó, tras medir la cantidad de fluido ingerida por cada chupada, que los perros ingerían de 2 a 5 mililitros por chupada. El segundo estudio importante lo hizo en 2011 un grupo liderado por Alfred W. Compton, en Harvard, que se centró en determinar cuál era el lado de la lengua que transportaba el agua y que concluyó que el agua recogida en la parte inferior de la lengua caía al cuenco, pero la que se adhería en la delantera se ingería”, explica Sungwan Jung, profesor asociado de ingeniería biomédica y mecánica de Virgina Tech y coordinador del proyecto.

A través de imágenes y simulaciones en el laboratorio, los científicos estudiaron cómo los perros atraían el agua a sus fauces. Las respuestas a esto se hicieron respondiendo a principios de mecánica de fluidos.

"En primer lugar, los perros realizan un movimiento muy acelerado de la lengua para crear una cascada de agua; luego, esta se curva hacia dentro para incrementar el afluente de agua que cae; finalmente, los perros muerden justo en el momento que se produce esta cascada”, resume Jung.

Este vídeo simula la formación de los torrentes de aguaVídeo: Virginia Tech

En la investigación, publicada en la revista PNAS, se compararon además los hallazgos sobre los perros con lo que ya sabían de estudios previos en gatos. Encontraron que, pese a que las bocas felinas y caninas eran similares, su forma de beber era muy distinta.

“Los gatos y los perros son diferentes en cuanto a comportamiento y carácter”, indica Jung. “Sin embargo, antes de realizar este estudio, creíamos que tanto unos como otros bebían de la misma manera”.

Los ingenieros Sean Gart (izquierda) y Sunghwan Jung, ajustando la máquina empleada para simular la mecánica presente tras la forma de beber de los perros.
Los ingenieros Sean Gart (izquierda) y Sunghwan Jung, ajustando la máquina empleada para simular la mecánica presente tras la forma de beber de los perros.John Pastor/Virginia Tech

Pensar que lo hacían de forma similar tiene su explicación. Los gatos y los perros son animales mordedores y ninguno de los dos tienen pómulos completos. Sin ellos, no pueden succionar ningún líquido y, en su lugar, usan las lenguas para elevar rápidamente el agua hacia arriba a través de un proceso en el que está implicada la inercia.

A simple vista se puede ver que los dos animales mueven sus lenguas muy rápidamente, pero si se analizan las imágenes a cámara lenta, los perros mueven su lengua mucho más rápido que los gatos, sumergiéndola en el agua y enroscándola hacia sus mandíbulas inferiores, y no a su nariz. 

Los gatos no son más elegantes

Los perros, además, muerden cuando beben para capturar el agua. Un instante después, la vuelven a abrir y sumergen sus lenguas de nuevo. Esto es justamente lo contrario a lo que ocurre con los gatos, que tocan ligeramente la superficie del fluido con sus lenguas , pero nunca la sumergen completamente, según imágenes de estudios previos realizadas por Jung y colegas. Cuando atraen sus lenguas a sus bocas, el líquido se adhiere a la parte superior, formando una elegante columna de agua.

En total, 19 perros de varias razas y tamaños fueron voluntariamente grabados por sus dueños. En concreto, 13 de ellos fueron filmados al aire libre cerca de las residencias de sus propietarios en la zona de Blacksburg (Virginia). Grabaron a los seis restantes en el campus de Virginia Tech.

“Este ha sido un estudio básico para responder a la cuestión sobre los mecanismos fundamentales que subyacen en la forma en la que un perro bebe agua”, añade Sean Gart, estudiante graduado en ingeniería biomédica y mecánica. “Los gatos suelen ser vistos como más limpios y los perros como más desordenados. Sin embargo, la cuestión es que estos últimos tienen que acelerar sus lenguas para aprovechar la dinámica de fluidos de la cascada de agua”.

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