Solo somos números
Seguramente, muchos han llevado a cabo proyectos vitales basados en aquel supuesto empleo estable en esa fábrica al sur de Álava, en la comarca natural de Miranda. Hipoteca, hijos, tal vez un viaje de ensueño o ese flamante coche anunciado por la tele. Durante el desarrollismo franquista podía valer eso de “sé un buen obrero y tendrás trabajo toda la vida”; pero la dictadura política ha dejado paso a un régimen económico basado en las inmutables leyes del libre mercado. Las empresas son propiedad privada y los accionistas ansían maximizar dividendos, cueste lo que cueste. Despidos, deslocalización de plantas manufactureras… acciones legítimas y necesarias para obtener una mayor rentabilidad del capital invertido. Solo son números. Todo lo es.— David Espiga Sancho.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.