El agua que nos mancha
Se cumple un año del vertido del Oleoducto Norperuano que afecta la vida de la comunidad indígena de Cuninico
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1Cuninico y está situada a orillas del Marañón, a ocho horas río arriba del puerto de Nauta y otras ocho horas de Yurimaguas rumbo al sur. El resto es solo agua y selva, como todas las comunidades cercanas. Cuninico tiene unos 450 cincuenta habitantes que viven de la pesca y un equipo de futbol. En época de crecidas su terreno de juego se vuelve impracticable. Antonio López Díaz -
2Para los habitantes de las comunidades del Marañón, en la época de lluvias caminar dentro del rio es tan normal como para cualquier otra persona hacerlo por una acera. Antonio López Díaz -
3La vida en Cuninico depende para todo del agua del rio Marañón y es un drama para la población que esté contaminada. Antonio López Díaz -
4Los cubos están por todos lados, se hacen indispensables para acarrear agua para todas las tareas domésticas. Antonio López Díaz -
5Trabajadores de Petroperú intentan impedir el paso al observador medioambiental de ACODECOSPAT y al apu de Cuninico, que quieren verificar si la zona del vertido está totalmente limpia. Antonio López Díaz -
6Tapones extendidos en el canal por la empresa Lamor para intentar acotar el vertido. Antonio López Díaz -
7Aún son evidentes los restos de petróleo en la zona del vertido a pesar de que la empresa ha dado por concluidas las tareas de limpieza. Antonio López Díaz -
8Romel Cardoso fue despedido de las tareas de limpieza porque le sorprendieron tomando fotos con su teléfono. Cuenta cómo lavaban el crudo con agua a presión que posteriormente tiraban al río y cómo utilizaban químicos para hundir el crudo y que la superficie pareciera limpia. Antonio López Díaz -
9Wiston Mozombite Tuanama. Casi todas las personas que trabajaron en la limpieza del vertido sufren hoy algún tipo de problema de salud. Antonio López Díaz -
10Odilio Perez, trabajador enfermo “Ahí nos metíamos todo el cuerpo y salíamos bien negritos, sin protección, sin camisa… Siento una dolencia en los huesos que ya no me calma, de día y de noche, me da fiebre, me da malestar, dolor de cabeza. Si tomo cualquier medicina me brota la alergia y me quita la respiración. Me pusieron ampollas y calmantes pero no me han hecho ningún análisis que diagnostique que puede ser”. Antonio López Díaz -
11En algunas de las casas de Cuninico no pueden permitirse el lujo de tener un generador eléctrico. Las linternas y las velas son su única fuente de luz cuando cae la noche. Antonio López Díaz -
12En la comunidad conviven los hogares en los que el fuego y las velas son la única fuente de energía, con los que han convertido en una prioridad una enorme televisión de plasma y un ruidoso equipo de música. Antonio López Díaz -
13Tras regresar al poblado sin capturas, dos pescadores guardan el hielo para otra ocasión. Los peces han desaparecido de Cuninico tras el vertido y los pocos que quedan están contaminados. Antonio López Díaz -
14Las casas de Cuninico carecen de lujos. Para los Kukama el lujo es el entorno donde habitan y los lazos que les unen al rio y a la selva. Tras el vertido, su mayor preocupación es conseguir el sustento de sus hijos para no tener que abandonar su tierra. Antonio López Díaz -
15Ander Ordoñez es monitor medioambiental de ACODECOSPAT y se encarga de revisar personalmente la situación del vertido y los trabajos de las petroleras en la selva. Después de la cena descansa tras una dura jornada visitando el vertido de Cuninico. Antonio López Díaz -
16Alfonso López Tejada es Kukama y presidente de ACODECOSPAT (Asociación Cocama de Desarrollo y Conservación San Pablo de Tipishca) una organización regional que lucha por el respeto a la vida, el medio ambiente y la preservación de la cultura Kukama– Iquitos. Antonio López Díaz