Charlie Sheen: Un talento malgastado
El éxito en 'Dos hombres y medio' acabó convirtiéndole en el actor mejor pagado de la televisión estadounidense, pero sus excesos interrumpieron su fama
El actor Martin Sheen, un hombre profundamente católico, tuvo cuatro hijos. Como en una parábola bíblica, tres de ellos no han parado de darle alegrías: Emilio, Renée Pilar y Ramon. Curiosamente, los tres que mantuvieron el auténtico apellido de Martin Sheen, Estevez (es hijo de un inmigrante gallego), ya que el nombre real de Martin Sheen es Ramón Antonio Gerard Estevez. En cambio, siguiendo con la parábola, el que era más cercano a su corazón, el que parecía más dotado para la interpretación, el que se quedó con el apellido artístico, Charlie Sheen, fue el crápula.
A mitad de los ochenta, nadie hubiera pensado que la carrera de Charlie Sheen iba a descarrilar como así ha ocurrido en los últimos años. Con nueve años ya había aparecido en una película protagonizada por su padre, La ejecución del soldado Slovik (1974). Miembro del famoso Brat pack, amigo desde el instituto de Rob Lowe y Sean Penn, en su década de gloria participó en Amanecer rojo (1984), Platoon (1986) o Wall Street (1987), convertido en el niño bonito de Oliver Stone. Iba a protagonizar Nacido el cuatro de julio, pero en el camino de Stone se cruzó Tom Cruise, y el realizador ni siquiera llamó a Sheen, a quien le dio la mala noticia su hermano Emilio. Stone y Sheen nunca más volvieron a trabajar juntos.
Aun así, no le iba mal en taquilla, en películas como Arma joven (1988), Una mujer en la liga (1989) o Hot shot! (1991). Pero empezaron sus problemas con las drogas, se hizo pública su relación con Heidi Fleiss, la madame de Hollywood, le denunció por abusos una exnovia y entró en rehabilitación. Las cosas no fueron tan bien en los noventa, con numerosos resbalones en taquilla, pero siguió trabajando. Y encontró un regalo de repente cuando Michael J. Fox abandonó la serie Spin City: loca alcaldía y Sheen le sustituyó en 2000, logrando incluso un Globo de Oro. Se le abrió así otra puerta, la de otra serie de televisión, Dos hombres y medio, un éxito que acabó convirtiéndole en el actor mejor pagado de la televisión estadounidense, a millón de dólares por episodio en la séptima temporada. Acercó su personaje a su vida real, a su locura sentimental y a sus devaneos con todo tipo de sustancias adictivas, dándole un poso de vividor que enganchó a la audiencia. Finalmente, todo saltó por los aires tras enfrentarse al productor Chuck Lorre, creador de la serie, y parar su filmación ante, una más, de sus visitas a una clínica de rehabilitación.
¿Tiene Charlie Sheen talento? Su padre le contó a este periodista –en el rodaje de El camino en Burgos- que sí, que era un gran cómico y que siempre esperaba que resurgiera de las cenizas. La primera parte es cierta, la segunda no se ha cumplido. Sin problemas económicos (algunos medios estadounidenses calculan su fortuna en alrededor de 70 millones de euros), Sheen encara ahora posibles demandas de las mujeres con las que se ha acostado. Francis Scott Fitzgerald escribió: “No hay segundos actos en las vidas americanas”. La realidad siempre ha contradicho al novelista. Y Sheen puede ser un ejemplo de esos aves fénix.
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