Máxima colaboración

Ante el riesgo evidente de que la crisis migratoria acabe afectando a uno de los pilares del proyecto europeo —la libre circulación de personas en la zona Schengen— y derive en una situación ingobernable, Francia y Alemania tomaron ayer la iniciativa para tratar de revertir una situación que se degrada por momentos. La falta de una respuesta conjunta al problema de los refugiados está dando lugar por un lado a escenas dramáticas que son una vergüenza para Europa, y por otro, a una creciente tensión en los lugares donde se concentran miles de personas en situación desesperada. A todo ello hay que añadir la aparición de conatos de violencia protagonizados por grupos xenófobos, como los incidenes provocados por neonazis en la ciudad alemana de Heidanau (Sajonia), que hay que atajar de inmediato y de forma contundente.

El 80% de los inmigrantes que llegan a los países fronterizos del Mediterráneo son personas que huyen de los conflictos armados de Siria, Irak o Afganistán. Entre ellos hay mujeres embarazadas y niños que huyen de la guerra. La mayoría considera a estos países de llegada como lugares de tránsito, pues su objetivo es llegar a Alemania o Suecia. Las autoridades germánicas esperan recibir este año más de 800.000 solicitudes de asilo, cuatro veces más que el año anterior.

Tras los dramáticos naufragios de abril, en los que murieron ahogados miles de inmigrantes, la Unión Europea pareció reaccionar en la buena dirección. Se celebró una cumbre extraordinaria y, pese a las resistencias, se aprobó un plan con diferentes medidas, entre ellas el programa Tritón, dependiente de Frontex, para gestionar el control de fronteras y los rescates en el mar. Finalmente, se elaboró una propuesta para repartir mediante cuotas preestablecidas un total de 40.000 refugiados en dos años. Este plan, sin embargo, fracasó en junio por la oposición de varios países, entre ellos España, a la obligatoriedad de las cuotas o a los criterios de reparto.

Desde entonces, la situación no ha hecho sino empeorar. En los dos últimos días, se han recogido en aguas sicilianas a 4.400 personas, con los que ya son más de 110.000 los rescatados en el mar en lo que va de año. Según estimaciones de Frontex, solo en el mes de julio 117.000 personas han llegado a la frontera sur de Europa a través del Mediterráneo. Y otras 30.000 habrían perdido la vida en el intento de llegar, según cálculos de la Organización Internacional de Migraciones.

Ante esta situación resulta del todo imperativo un golpe de timón que encauce una solución unitaria y concertada. Un plan de gestión conjunta de las políticas de asilo, como proponen Francia y Alemania, difícilmente podrá salir adelante sin un sistema de cuotas obligatorias en el reparto de refugiados. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, anunciaron ayer una propuesta concreta, en la que se incluirá además la creación de centros de registro y control en los países de llegada para determinar quiénes tienen derecho a asilo y gestionar la repatriación de aquellos que no cumplan los requisitos. A la espera de concreción, la iniciativa exige la máxima colaboración del resto de los países europeos.